Pasamos buena parte del tiempo dentro de nuestras cabezas, pensamos todo el tiempo, en lo que paso ayer, lo que nos rodea, lo que aún nos queda por hacer, nos perdemos en los laberintos de esas decisiones que deberíamos tomar, hasta en esos pensamientos basura que no tienen utilidad ni trascendencia.
Cuando se está inmerso dentro de los pensamientos llegaremos a un camino que se dividirá en dos, uno de ellos es el pensamiento profundo, que es este pensar analítico, saludable y que tiene una finalidad, o bien, a la rumiación mental, es decir, estos pensamientos repetitivos que no llevan a ningún lado, generan malestar emocional y físico.
Muchas veces sin darnos cuenta caemos en la rumiación excesiva, esa que agota, que frustra y que no nos lleva a ninguna parte, sin mencionar como intensifica el malestar psicológico, por eso debemos aprender a seleccionar material relevante de la memoria y no permitir que nuestra atención se centre en cosas que no son necesarias.
Generalmente los pensamientos van rápido cuando se habla de la cotidianidad, la vida va muy rápido y es necesario se ágil ante cada estimulo, es por esto que mayormente respondemos desde un enfoque mental rápido, intuitivo e inconsciente, sin embargo, cuando nos enfrentamos a una situación difícil o momento de decisión, la parte rumiante se enciende.
Y aunque pareciera una misión muy complicada el cambiar nuestro tren de pensamiento para que éste sea profundo y direccionado no es imposible.
Debemos iniciar por intentar hacernos conscientes de cuando un pensamiento se hace repetitivo y por más que pensamos analíticamente salen más dudas y le vueltas al mismo pensamiento, en momentos así es mejor prestar atención a otras cosas para evitar caer en un círculo vicioso de pensamientos sin camino.
Enfoca tu atención en un objeto y piensa en siete formas distintas en qué podrías utilizarlo, esto ayudará a desviar tu atención y que tu mente libere esos pensamientos rumiantes.
No te dejes guiar por las miles de probabilidades que la mente es capaz de crear, no supongas.
Recuerda que si los pensamientos excesivos te están causando malestares es recomendable asistir al psicólogo, así podrán brindarte las herramientas que necesitas para alejarte de la rumiación.
Estefanía López Paulín
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