
Hablar abiertamente sobre las enfermedades de transmisión sexual (ETS) es más necesario que nunca. Estas infecciones, que se transmiten principalmente por contacto sexual sin protección, afectan a millones de personas en el mundo cada año. El silencio, el desconocimiento y los tabúes solo contribuyen a aumentar el riesgo de contagio y a retrasar diagnósticos fundamentales para la salud pública.
Las ETS no solo impactan físicamente, sino también psicológicamente. Muchas de ellas pueden tratarse eficazmente si se detectan a tiempo, pero en sus primeras etapas suelen ser asintomáticas. Esto hace que la prevención, la educación y los chequeos médicos periódicos sean vitales.
Entre las infecciones más comunes se encuentran la clamidia, la gonorrea, la sífilis, el virus del papiloma humano (VPH) y el herpes genital. Cada una presenta características particulares, pero comparten la capacidad de causar graves complicaciones si no se atienden, como infertilidad, daño neurológico, e incluso cáncer.
Los síntomas más frecuentes incluyen dolor o ardor al orinar, secreciones inusuales, llagas o verrugas genitales, dolor abdominal y picazón. Si se presentan, se debe acudir de inmediato al médico.
Prevenir las ETS está al alcance de todos. Usar preservativos, realizarse pruebas periódicas, evitar compartir objetos personales, comunicar el estado de salud sexual a las parejas y recibir vacunas como la del VPH o la hepatitis B son pasos esenciales para vivir una sexualidad segura y responsable.
Romper con los estigmas y hablar de estas enfermedades sin miedo ni prejuicios permite salvar vidas. La información clara y accesible es nuestra mejor herramienta para cuidarnos y cuidar a los demás. Porque la salud sexual también es salud integral.
Seguiremos informando.