Durante mucho tiempo se ha creído que tomar una copa antes de acostarse facilita conciliar el sueño, especialmente si se trata de una bebida caliente. Sin embargo, un análisis exhaustivo revela que esta idea puede ser un error, sobre todo si se convierte en un hábito.
Ian Colrain, presidente y director general de MRI Global, señala un cambio de paradigma en la percepción del consumo de alcohol. Anteriormente se pensaba que beber con moderación tenía beneficios para la salud, pero estudios recientes han cuestionado esta idea, incluso en lo que respecta al insomnio.
El alcohol, incluso en pequeñas cantidades, puede perturbar el sueño y afectar negativamente la frecuencia cardíaca, según investigaciones recientes. Además, interfiere en la fase del sueño REM, esencial para el bienestar físico y mental.
David Kuhlman, miembro de la junta directiva de la Academia Americana de Medicina del Sueño, advierte sobre los riesgos asociados con el consumo de alcohol antes de dormir. Este hábito puede aumentar el riesgo de apnea del sueño y conducir a una dependencia del alcohol.
La relación entre el insomnio y la dependencia del alcohol es compleja y bidireccional. Los trastornos del sueño pueden aumentar el riesgo de consumo excesivo de alcohol, y viceversa. La recuperación de la dependencia del alcohol puede verse obstaculizada por problemas de sueño persistentes.
Aunque la percepción de que el alcohol ayuda a conciliar el sueño persiste, es importante comprender los riesgos asociados. Tratar tanto el insomnio como los trastornos por consumo de alcohol es fundamental para prevenir recaídas y promover un sueño saludable y reparador.
El alcohol no es un remedio para el insomnio y puede tener efectos perjudiciales en la calidad del sueño y la salud en general. Es crucial buscar alternativas saludables para mejorar el sueño y abordar cualquier problema de dependencia del alcohol con el apoyo adecuado.
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