El alcohol, consumido durante miles de años en celebraciones y momentos sociales, tiene efectos más perjudiciales para la salud de lo que muchos imaginan. La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró en 2023 que no existe una cantidad segura de alcohol y resaltó que, a pesar de la creencia popular, los beneficios cardiovasculares del vino tinto no compensan sus riesgos de cáncer. El alcohol es un carcinógeno de grupo 1, relacionado con cánceres de mama, boca, hígado y otros órganos.
Las mujeres son más vulnerables al alcohol que los hombres, incluso cuando consumen la misma cantidad. Esto se debe a factores biológicos como un mayor porcentaje de tejido adiposo y menos agua corporal. El riesgo de cáncer de mama aumenta hasta un 9 % con solo una bebida diaria. A medida que envejecemos, nuestra tolerancia al alcohol disminuye, ya que el cuerpo tiene menos agua y las enzimas que metabolizan el alcohol se reducen, lo que incrementa los efectos negativos, como problemas de coordinación y mayor riesgo de caídas.
El alcohol interfiere con la calidad del sueño, elevando la frecuencia cardíaca y fragmentando el sueño REM, lo que afecta el descanso profundo y puede contribuir a la apnea del sueño.
Beber alcohol en vuelos de larga distancia aumenta los efectos de la altitud, reduciendo el oxígeno y aumentando la deshidratación. Además, el alcohol puede causar ansiedad, ya que sus subproductos, como el acetaldehído, continúan afectando al cuerpo después de la intoxicación.
Cada vez más, las personas optan por bebidas sin alcohol, que ayudan a reducir los riesgos asociados con el consumo, y las opciones de viajes sin alcohol también están en aumento, promoviendo un estilo de vida más saludable.
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