El Papa Francisco afirmó este jueves 25 de abril que el origen de las guerras son los abrazos rechazados o fallidos que no han llegado a concretarse, por lo que alzó la voz e hizo un llamado a la fraternidad y pedir el perdón para evitar las guerras.
«En el origen de las guerras hay a menudo abrazos fallidos o rechazados, a los que siguen prejuicios, incomprensiones y sospechas, hasta el punto de ver en el otro a un enemigo».
Durante un discurso en un acto organizado por el movimiento Acción Católica, que congregó a cerca de 60 mil personas en la plaza de San Pedro, el Pontífice señaló que «el impulso de fraternidad a veces se encuentra con cerrazones y resistencias, de modo que los brazos se vuelven rígidos y las manos se aprietan amenazadoramente».
«Cuando el abrazo se convierte en puño, es muy peligroso», advirtió el Papa, y agregó que «todo esto está lamentablemente ante nuestros ojos en estos días, en demasiadas partes del mundo».
Llamado al perdón y la paz
En un acto con peregrinos de Hungría, el Papa explicó que «el gran don» de la paz «comienza en el corazón de cada uno de nosotros; comienza frente a la puerta de mi casa cuando, antes de salir, decido si quiero vivir ese día como hombre o mujer de paz, es decir, vivir en paz con los demás».
«La paz llega cuando decido perdonar, aunque sea difícil, y esto llena mi corazón de alegría», agregó.
El Pontífice también agradeció a los húngaros por «tener el corazón abierto hacia los refugiados ucranianos que abandonaron su país a causa de la guerra».