Durante su participación en los Encuentros Mediterráneos en Marsella, el Papa Francisco hizo un llamado a Europa para que brinde una acogida justa a los migrantes y amplíe las entradas legales para ellos. Afirmó que «el rechazo no es la solución» y que el Mediterráneo ha pasado de ser cuna de la civilización a tumba de la dignidad debido a la crisis migratoria.
El Papa señaló que la conservación del propio bienestar no puede ser el criterio principal al abordar la migración, sino que la prioridad debe ser la salvaguardia de la dignidad humana. Instó a Europa a no cerrar sus puertas ante el drama de la migración y a buscar soluciones sostenibles mediante una acogida justa y cooperación con los países de origen de los migrantes.
Francisco rechazó la idea de «invasión», afirmando que aquellos que arriesgan sus vidas en el mar en busca de refugio no son invasores, sino personas en busca de acogida. También cuestionó el uso de la palabra «emergencia» para describir la migración, señalando que es una realidad continua en nuestros tiempos que requiere una respuesta responsable.
El Papa hizo un llamado a la responsabilidad europea y a la gobernanza sabia y clarividente para abordar el fenómeno migratorio que afecta a tres continentes alrededor del Mediterráneo. Además, destacó la importancia de la integración y la necesidad de reconocer y respetar las diferencias culturales para evitar la formación de guetos y promover la tolerancia.
En su discurso, el Papa Francisco enfatizó el deber de la caridad hacia los migrantes y recordó a Europa su responsabilidad moral y humanitaria en la crisis migratoria actual.
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