La ciudad de Denver está enfrentando un aumento significativo en la llegada de migrantes, en su mayoría venezolanos, desde la frontera con México. Esta afluencia se ha intensificado desde agosto y ha duplicado la cantidad de migrantes en comparación con julio. El gobernador de Texas, Greg Abbott, ha enviado decenas de autobuses con migrantes a Denver, lo que ha generado presión en la ciudad.
El programa de alojamiento de inmigrantes en instalaciones municipales en Denver terminó en julio, lo que ha llevado a una creciente demanda de servicios de ayuda para migrantes. Esto ocurre apenas dos meses después de que Mike Johnston asumiera como alcalde de Denver y prometiera no utilizar fondos públicos municipales de servicios sociales para ayudar a los inmigrantes.
El aumento en la llegada de migrantes también coincide con el inicio del otoño boreal, lo que significa un aumento en los casos de personas desamparadas en busca de alojamiento.
A diferencia de periodos anteriores, ahora la mayoría de los migrantes que llegan a Denver (60 por ciento) solicitan quedarse en la ciudad. Además, se observa un alto porcentaje de familias con niños entre los migrantes recién llegados.
Según el Departamento de Servicios Humanos de Denver (DDHS), en las últimas ocho semanas han llegado 21 autobuses desde Texas con un total de 800 inmigrantes, además de aquellos que llegaron por su cuenta.
Desde el 18 de mayo pasado, alrededor de 8,000 migrantes han llegado a Denver en 210 autobuses enviados por Abbott.
En la actualidad, el DDHS brinda servicios directos o indirectos a 16,836 inmigrantes, en comparación con 9,300 en mayo pasado, cuando se declaró el estado de emergencia en Denver debido al agotamiento de recursos y presupuesto.
El costo total de estos servicios supera los 23 millones de dólares, mucho más allá del presupuesto anual habitual de Denver de 2.5 millones de dólares, y se esperaba que no se gastara más de 11 millones en todo el 2023.
A pesar de la presión creciente, el DDHS enfatiza que no se encuentra en una situación de emergencia en este momento. Sin embargo, si la situación cambia, el alcalde Johnston no dudará en emitir una declaración de emergencia.
Se ha destacado que la ayuda a los migrantes, incluyendo el alojamiento, no ha interferido con los programas de ayuda a personas sin techo debido a una mejor coordinación entre el DDHS y organizaciones de ayuda locales. Sin embargo, estas organizaciones caritativas, como bancos de alimentos y clínicas de salud, también enfrentan la posibilidad de quedarse sin los recursos necesarios para continuar sus programas.
Desde el 1 de septiembre, el DDHS ha habilitado un centro de donaciones para el Fondo de Recién Llegados para recopilar elementos de uso personal y otros recursos para ayudar a los migrantes que llegan a la ciudad. La situación continúa siendo un desafío en evolución para Denver y sus servicios sociales mientras lidian con esta afluencia de migrantes.
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