A lo largo de los años, numerosos esfuerzos a nivel mundial se han centrado en medir los niveles de felicidad en diferentes países, con el fin de comprender mejor qué aspectos hacen a las sociedades más prósperas y felices. Instrumentos como el Índice Global de Felicidad de las Naciones Unidas y el Informe Mundial de la Felicidad han sido clave en este proceso, utilizando variables como el PIB per cápita, la generosidad, la percepción de corrupción y la esperanza de vida para evaluar el bienestar de cada nación.
Es importante destacar que la felicidad de un país no se limita únicamente a sus recursos materiales o políticas económicas, sino que también está influenciada por la calidad de vida y el bienestar subjetivo de sus habitantes. Aspectos como la prosperidad económica, la calidad de las instituciones, la cultura y la cohesión social desempeñan un papel fundamental en la formación de sociedades más felices.
Según investigadores de la Universidad de Coimbra (Portugal), los países con altos niveles de felicidad tienden a ser más prósperos y presentan una distribución más equitativa del poder. Además, valoran la cooperación, el cuidado y la igualdad de oportunidades. La tolerancia a la incertidumbre y la capacidad para asumir riesgos también son aspectos importantes. Las naciones más felices suelen ser aquellas menos ansiosas frente a lo desconocido y más dispuestas a aprovechar las oportunidades que ofrece la vida.
Sin embargo, cada país tiene una identidad y experiencias únicas que influyen en su nivel de bienestar, y no existe una «fórmula» única para la felicidad nacional. Los expertos destacan la importancia de adoptar enfoques flexibles y adaptativos en la formulación de políticas, que tengan en cuenta las características específicas de cada sociedad.
Aunque países como Finlandia son consistentemente clasificados como los más felices del mundo, es importante tener en cuenta que la felicidad no es un estado absoluto, sino más bien una falta de infelicidad. Para los finlandeses, el sentido de comunidad, la práctica de la bondad y la generosidad, y tener un propósito en la vida son elementos fundamentales para fomentar la felicidad.
