Existe un poderoso ejercicio para comenzar a sanar nuestra relación con papá. Papá es nuestra fuerza, éxito, reconocimiento, entre muchas otras cosas en nuestra vida.
Imagina a papá parado frente a ti y le dirás en voz alta:
Querido papá, tomo de ti la vida, la tomo de ti, toda entera
Con todo lo bueno y con lo malo
Y la tomo al precio entero que a ti te costó
Y que a mí me cuesta
La aprovecharé, para alegría tuya
Y en tu memoria
No habrá sido en vano,
la sujeto firmemente y le doy la honra
Y si puedo, la pasaré, como lo hiciste tú
Te tomo como mi padre
Y tú puedes tenerme como tu hijo/a
Tú eres el verdadero para mí y yo soy tu verdadera/o hija/o
Eres el grande y yo el/la pequeño/a
Tú das, yo tomo
Querido papá:
Me alegro de que hayas elegido a mamá para darme vida.
Ustedes son los únicos para mí. ¡Sólo ustedes!