Cinco largos meses han pasado desde que tomó protesta la LXII Legislatura del Congreso del Estado, y ni un sólo día han dejado de asombrar a propios y extraños. Ya sea por los escándalos entre diputados, ya sea por los abruptos de los empleados de los legisladores o por las ideotas de los funcionarios que, se les olvida, van de paso. Tal es el caso de Marcelina Oviedo, quien cobra como oficial mayor del Congreso, pues resulta que a la señora se le ocurrió burocratizar, aún más, a los burócratas legislativos. Ahora todo aquel empleado que desee salir en horario laboral deberá cumplir un estricto y nada productivo “Procedimiento de Recursos Humanos de Entradas y Salidas de el Personal” (sic).
Oviedo decidió este martes 26 de febrero, que de ahora en adelante quien desee salir del Poder Legislativo, deberá primero solicitar un pase que deberá ser autorizado por su superior inmediato, antes de salir pasar con el policía-vigilante de la entrada, enseñarle el pase, checar de salida, ir a su encargo, volver, checar de entrada, volver a avisar al policía, y avisar a su jefe que ya volvió. Por su parte la historia del pase es igual de burocrática, este deberá ser creado, clasificado, verificado, autorizado, entregado, recibido y archivado.
El recién creado “Procedimiento de Recursos Humanos de Entradas y Salidas de el Personal” (sic), consta de 12 larguísimos procedimientos que incluye: objeto, alcance, responsabilidades, politicas (sic), definiciones, desarrollo, diagrama de flujo, referencias, control de registros, anexos, control de cambios y cuadro de aprobación.
Lo que la funcionaria no contempló es que el Poder Legislativo de San Luis Potosí tiene dos sedes, una en Vallejo 200 y otra en Jardín Hidalgo, ambas en el Centro Histórico y un buen número de secretarias y asistentes del Congreso, deben ir de un edificio a otro, por lo que burocratizar las salidas entorpecería aún más la ya por demás cuestionada labor legislativa.
Marcelina Oviedo no se ha caracterizado por un brillante desempeño, ni por la lucidez en sus ideas, sin embargo burocratizar el ya burocratizado trabajo de los burócratas es demasiado, si la señora quiere marcar tendencia debería empezar por hacer una reunión y presentarse ante el personal del Congreso, porque a cinco meses de estar cobrando como Oficial Mayor, aún hay quienes no la conocen y, sobre todo, ella no conoce a los trabajadores del Legislativo, esos que se quedarán ahí cuando ella se vaya que, con suerte será en el 2021, pero que al paso que va, será antes.
Son ya épicas las hazañas de la morenista al interior del Congreso del Estado, primero que nada el encontronazo que tuvo con las diputadas Sonia Mendoza y Bety Benavente que, claro está, salió perdiendo la oficial mayor. También se le recuerdan los despidos en los que tuvo que recular, todos los corridos de Oviedo fueron recontratados, incluyendo un lavacarras apodado “el Geras” al que le prohibió lavar carros en la vía pública. También se recuerda, con gracia, cuando se negó a firmar la primera quincena del pago al personal “porque ganan mucho”, lo que le valió la primera protesta de secretarias, asesores, personal de limpieza y demás trabajadores. Aunque no se borra de la memoria colectiva las imágenes de la oficial mayor arriba de una silla gritando «déjenos salir, déjenos salir», cuando el diputado Mario Lárraga, buscó evadir a reporteros de la fuente que lo cuestionaron por denuncias de abuso sexual en su contra.
Cinco meses “de aprendizaje” es más que el tiempo necesario para hacer siquiera un trabajo decente, por no decir sobresaliente, que ya se aplique la señora y si no, como dijo el empresario Martí “si no puede, renuncie”.
