Vergonzosa, casi obscena, es la manera en cómo el equipo de campaña de Octavio Pedroza le está jugando el dedo en la boca pues, luego del colapso que registrada en preferencias electorales, de acuerdo con diversas casas encuestadoras, ahora sus asesores y allegados lo convencieron de pagar una elevada cantidad de dinero para que El Heraldo de México le hiciera una encuesta a modo en la que, por las buenas o por las malas, debe salir en primer lugar por lo que, de entrada, eligieron que el sondeo se hiciera únicamente en distritos históricamente panistas.
Fue hace apenas unos días cuando Gabinete de Comunicación Estratégica reveló un nuevo sondeo en San Luis Potosí sobre la intención del voto rumbo a la jornada electoral del próximo 6 de junio. Para sorpresa de muchos, Ricardo Gallardo no sólo estaba a la cabeza sino que superaba dos a uno a los demás. Mónica Rangel, la candidata de Morena, se ubica en la segunda posición y Octavio Pedroza se desplomó hasta el tercer puesto.
Y es que, en vez de ponerse a trabajar y diseñar estrategias efectivas para atender estos temas, su equipo ha preferido dedicarse de lleno a la grilla entre ellos mismos, producto de la soberbia que los ha atacado y que les cobró ya el desplome en las preferencias ciudadanas, situación que cobra especial relevancia y se que agrava con las constantes desbandadas de panistas y priístas que abandonan la causa para sumarse a otros candidatos.
Enrique Martin del Campo, jefe real de la campaña, no tiene estrategia y ya exhibe ínfulas porque “vamos a la segura”… a la segura derrota si no logran cambiar su forma de operación que, en escasos días, le bastó para hundir un proyecto que tenía amplias posibilidades de ganar la contienda, sin embargo, la culpa no es sólo de Martín del Campo, Roberto Zepeda, un empresario del ramo inmobiliario sin experiencia en la política, se sintió ya también con derecho de opinar porque está aportando algunos centavitos a la campaña. Todos opinan y nadie actúa.
Para colmo su equipo de comunicación social, lejos de implementar una campaña efectiva, de posicionamiento mediático y alcance real, se han limitado a socializar durante los mítines o conformarse con ser maestros de ceremonia en ruedas de prensa.
Tal parece que a Octavio Pedroza le ha caído la maldición de los panistas; ganan en procesos internos competitivos, pero en la constitucional se desploman debido a que se rodean de personas que simulan trabajo y abundan en adulaciones, factores que en nada benefician una candidatura de estas dimensiones.
Con preocupación, fuentes panistas aseguran que si no se reconsidera el rumbo, los partidos que lo postulan no podrán hacer nada para salvarlo, toda vez que Pedroza les pidió a los dirigentes que “no se metan” con su gente. Advierten que, si no reconsidera el equipo y la organización, no sólo no pegará la maña, sino que el proyecto de la coalición Sí por San Luis seguirá su caída libre y el impacto, sin duda, será muy doloroso.