El grooming, caracterizado por acciones deliberadas de un adulto para ganarse la confianza de niños, niñas y adolescentes con fines sexuales u otros delitos, a través de perfiles falsos, se ha convertido en una creciente preocupación en San Luis Potosí. Este fenómeno, ha sido vinculado con delitos graves como la trata de personas, el abuso sexual y la explotación infantil en algunos municipios del territorio potosino.
Gabriela Silva, especialista en derechos humanos y género, señala que municipios como Soledad de Graciano Sánchez y Matehuala son focos críticos donde el problema está latente. Destaca que el uso de redes sociales, videojuegos con funciones de chat y plataformas digitales mal supervisadas permite que los agresores ganen la confianza de los menores para explotarlos o chantajearlos.
Pese a la gravedad del problema, la falta de denuncias sigue siendo un obstáculo importante. Muchas víctimas y sus familias optan por no reportar estos delitos, perpetuando el ciclo de violencia. Esta problemática no solo se da en grandes ciudades, sino también en comunidades pequeñas donde la tecnología ha llegado sin la suficiente educación para su uso seguro.
La especialista subraya que la prevención debe ser la prioridad. Es crucial capacitar a padres, educadores y a los propios menores para identificar señales de riesgo y saber cómo actuar. Las escuelas son espacios clave para enseñar estas habilidades, pero también es necesario generar canales seguros de comunicación para que los menores se sientan respaldados.
El grooming es una problemática que pone en riesgo a las infancias y juventudes potosinas, y la inacción ante ella solo profundiza el daño. Especialistas y defensores de derechos humanos coinciden en que la prevención y la educación son las mejores herramientas para romper el ciclo de violencia y proteger a los sectores más vulnerables de la sociedad.
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