Rafael es un niño autista de 7 años que vive en Timbó, Santa Catarina, al sur de Brasil, con sus padres Juli y Valcir Mayer, además de sus tres hermanos. Él es el tercero de los cuatro, pero a tan corta edad ya habla 9 idiomas diferentes, los cuales son: ruso, alemán, lenguaje de señas brasileño, portugués, japonés, esperanto, italiano, ruso y español.
Su conocimiento se debe a que, cuando cumplió dos años y medio, su madre Juli Mayer se dio cuenta de las dificultades que tenía su hijo con el lenguaje pues no interactuaba, no hablaba e, incluso, no veía a nadie a los ojos; por esta razón, luego de exámenes médicos, decidieron llevar a Rafael con un especialista, quien le diagnosticó autismo.
Por recomendaciones de la neuropsicóloga Tatiana Schmidt, Rafael comenzó a utilizar una tablet y aunque su madre no estaba del todo de acuerdo accedió al método. El niño utilizaba el dispositivo durante horas, pero sólo veía videos en inglés y Juli, al creer que no sabía manejar el aparato, le ponía caricaturas animadas en portugués.
Así fue como Rafael, a los cuatro años, dijo sus primeras palabras en inglés, por lo cual sus padres estuvieron muy contentos, en entrevista con medios locales su madre dijo:
“Cuando quiere aprender un idioma, permanece concentrado durante un mes, pero no habla todos los idiomas al mismo tiempo, solo el inglés lo habla todo el día, es con el cual se siente más cómodo”, dijo.
Diversos estudios han comprobado que uno de los rasgos característicos del autismo es la hiperconcentración, que permite a las personas que lo tienen mantener su atención en un tema en específico durante tiempo prolongado.
Así es como Rafael con tan sólo siete años domina nueve idiomas y quiere aprender más cada día.
