
La negligencia del personal médico en el Hospital Central truncaron la vida de Ian, un bebito que, apenas había nacido, tuvo que ser intubado de emergencia para mantenerlo con vida. Han pasado ya tres años y cuatro meses; Ian no ha podido ver el sol, no ha podido ser un niño feliz con sus padres y su hermanito quienes han renunciado casi por completo a su vida para poder vigilarlo, para procurar su bienestar ante el descuido y las omisiones de aquellos médicos que alguna vez juraron proteger incondicionalmente la vida de toda persona.
Originarios de Charcas, Teresa y Salvador, padres del pequeño, cuentan entre lágrimas el terrible calvario. Tras su primer hijo, buscaron con mucho amor la llegada del segundo; Ian era ese sueño hecho realidad. Los primeros meses de embarazo fueron regulares, pero al llegarse las 27 semanas de gestación comenzaron los problemas. Teresa tuvo que ser trasladada de emergencia a la capital potosina.
Ingresó al Hospital Central en donde, tras mínimos estudios y 17 días de malestares, un grupo de médicos decidió hacerle una cesárea. Una médica, inexperta a todas luces, tomó las riendas de la operación, pero luego de tres horas no había podido sacar al bebé del vientre materno causándole severos daños. Un segundo médico tuvo que intervenir y apenas lo tuvieron en sus manos lo retiraron del lugar sin darle oportunidad a sus padres de conocerlo.
Teresa fue maltratada por los médicos en varias ocasiones y aún después de dar a luz tuvo que ser revisada y sometida a varios estudios cuando el médico que la atendió comenzó a sospechar que había dejado dentro de ella un instrumento de cirugía.
Entre abusos, agresiones, actos de discriminación y constantes negligencias, pasaron tres años y cuatro meses; Ian no ha sido dado de alta. Su vida depende de un respirador mecánico, está intubado y en los últimos meses los médicos han presionado a la familia para que ya lo desconecte asegurándoles que ya no tiene oportunidades de sobrevivir.
Los médicos, asegura Teresa, son groseros, prepotentes y maltratan a Ian. En su débil cuerpecito hay toda clase de heridas, desde rasguños, excoriaciones, moretones y llagas además de una quemadura que, inexplicablemente, le apareció hace algunos días.
Ante los abusos, la negligencia médica y la opacidad con que se han conducido los médicos, el abogado Rodolfo Isaac Monsivais Morquecho, de Jurídica Integral Valle del Tangamanga S. C., ha demandado la intervención de la justicia para obligar a Francisco Alcocer, director Hospital Central Dr. Ignacio Morones Prieto, que rinda un informe detallado del caso y, además de que se ha solicitado la intervención de la autoridad correspondiente para que investigue y sancione la negligencia y todas las prácticas indebidas cometidas en perjuicio de la familia y de Ian quien, lamentablemente, no ha podido descubrir el mundo como lo haría cualquier otro niño de su edad.