Myanmar enfrenta una crisis humanitaria tras el terremoto de magnitud 7.7 que sacudió el centro del país, dejando al menos 1,644 muertos, 3,408 heridos y 139 desaparecidos, según informó la junta militar.
El desastre ocurre en un país marcado por la guerra civil desde el golpe militar de 2021. El Gobierno de Unidad Nacional (NUG), opositor a la junta, anunció un alto el fuego unilateral, mientras la junta militar solicitó ayuda internacional. Naciones Unidas reporta que más de 3 millones de personas han sido desplazadas por el conflicto y casi 20 millones enfrentan dificultades para sobrevivir.
Pese a la tragedia, la violencia no cesó. El NUG denunció que aviones de la junta bombardearon la aldea Naung Lin, en el estado Shan, horas después del sismo, causando la muerte de siete personas y dejando a otras siete heridas. La ONU calificó los ataques como «indignantes».
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