La Federación Internacional de la Cruz Roja ha advertido sobre la crítica situación que enfrenta Mongolia debido a su invierno más duro en décadas, conocido como dzud. Este fenómeno ha causado estragos en el país, matando a más de 4.7 millones de animales y poniendo en riesgo los medios de vida y el suministro de alimentos de miles de personas.
El dzud se caracteriza por temperaturas extremadamente bajas y fuertes nevadas que cubren las áreas de pastoreo, dificultando el acceso al alimento para el ganado. Este año, al menos 2,250 familias de pastores han perdido más del 70% de su ganado, dejando a más de 7,000 familias sin acceso adecuado a alimentos.
Las severas condiciones han afectado a tres cuartas partes del país, y se espera que empeoren en las próximas semanas. Aunque el gobierno mongol ha declarado un estado de mayor preparación, los esfuerzos no han sido suficientes para hacer frente a las condiciones extremas.
El dzud ha tenido un impacto devastador en la economía del país y ha provocado interrupciones en los viajes, el comercio y el acceso a la atención médica y la educación, especialmente en áreas rurales. Las fuertes nevadas han bloqueado el acceso a las carreteras, dificultando aún más la situación.
Este año, Mongolia ha experimentado un dzud dual «blanco» y «de hierro», con nieve profunda que impide que los animales alcancen el pasto y temperaturas extremadamente bajas que congelan los pastizales en hielo. Estos eventos climáticos son cada vez más frecuentes en Mongolia, exacerbando la vulnerabilidad de los pastores y sus familias.
El cambio climático ha jugado un papel importante en la crisis, con un aumento de las temperaturas y eventos climáticos más extremos en las últimas décadas. Se pronostica que los impactos de la crisis de este año serán mayores que los del dzud que afectó a Mongolia en 2010.
La Federación Internacional de la Cruz Roja ha lanzado un llamamiento para obtener fondos y brindar asistencia a las comunidades afectadas. A pesar de los desafíos, la resiliencia y la esperanza de las familias de pastores son evidentes mientras luchan por sobrevivir a esta crisis invernal sin precedentes.
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