Joseph Ratzinger, mejor conocido como el Papa emérito de la Iglesia Católica, Benedicto XVI murió la mañana de este 31 de diciembre en la residencia del Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano a la edad de 95 años.
“Con pesar doy a conocer que el Papa emérito Benedicto XVI ha fallecido hoy a las 9:34 horas en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano. Apenas sea posible se proporcionará mayor información”, comunicó el Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni.
Según informes del propio Vaticano, el Papa emérito sufrió de complicaciones en su salud por su edad tan avanzada. Fue el propio Papa Francisco quien pidió al pueblo católico que se unieran en oración, pues Benedicto XVI se encontraba muy enfermo, hoy, finalmente, trascendió su alma.
El próximo jueves 5 de enero, a las 9.30 horas, se celebrará el funeral en la Plaza de San Pedro presidido por el Santo Padre. también se dió a conocer que Benedicto recibió la Unción de los Enfermos el pasado miércoles al final de la Misa en el Monasterio.
Antes de su muerte, el Papa emérito pidió que todo estuviera marcado por la sencillez, una cualidad con la que él vivió.
¿Quién fue el Papa Benedicto XVI?
Joseph Ratzinger nació en la localidad bávara de Marktl, junto al río Inn, en Alemania el 16 de abril de 1927, que como dato curioso, fue un sábado santo, ese mismo día fue bautizado, sellando el destino del pequeño niño.
La polémica llegó a la vida de Joseph Ratzinger desde pequeño, pues hay que recordar que nació en medio de la ocupación Nazi, y aunque su familia nunca comulgó con los ideales del partido Nacional Socialista, fue obligado a la edad de 17 años a enrolarse en los servicios auxiliares antiaéreos, sin embargo, tuvo el valor de desertar, aunque esto pudo costarle la vida.
La vida lo llamó al camino del estudio de la Fe, así que desde 1946 hasta 1951 cursó filosofía y teología en la Escuela superior de filosofía y teología de Freising y en la universidad de Munich. Y el 29 de junio de 1951 recibió, junto a su hermano Georg, la ordenación sacerdotal. Ese fue, según diría luego, el día más importante de su vida.
Inmediatamente se puso a dar clases de Teología en numerosas casas de estudio, es por esto que rápido escaló en la jerarquía universitaria hasta ser vicerrector de la Universidad de Ratisbona.
Cuando era profesor de la Universidad de Bonn, el cardenal Josep Frings le pidió que le preparase el texto de una conferencia que tenía que pronunciar en Génova. Poco después, Juan XXIII llamó a Roma al cardenal Frings. Éste temía lo peor. Sin embargo, el Papa le abrazó y le dijo: “Gracias, Eminencia; usted ha dicho lo que yo quería decir pero no encontraba las palabras”. Y así fue cómo el cardenal Frings invitó al profesor Ratzinger a ir con él al Concilio, en calidad de ayudante personal.
El 25 de noviembre de 1981, Juan Pablo II lo llamó a Roma para ponerle al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, de la Pontificia Comisión Bíblica y de la Comisión Teológica Internacional. Allí trabajó, en perfecta sintonía con el Pontífice polaco, más de 23 años.
El pontificado de Benedicto XVI no llegó a cumplir 8 años. La llegada de Joseph Ratzinger a la sede de Pedro coincide, sin duda, con el inicio de una de las etapas más difíciles para la Iglesia católica: el grave problema de los abusos sexuales por parte de clérigos y religiosos, la inestabilidad económica mundial y el cambio de paradigma social marcaron, sin duda, la línea del pontificado y su sorprendente renuncia.
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