La situación en Gaza se ha deteriorado gravemente desde el conflicto iniciado hace ocho meses entre Israel y Hamás, dejando un escenario desolador para los niños y niñas palestinos. Según informes recientes de la ONU, cada día 10 niños sufren la amputación de una o ambas piernas debido a los bombardeos, una trágica consecuencia que deja secuelas físicas y emocionales permanentes.
El comisionado general de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, describió la situación como un «infierno viviente» para los dos millones de habitantes de Gaza. La falta extrema de alimentos ha alcanzado a 1 de cada 5 personas, con altos niveles de inseguridad alimentaria que amenazan con una inminente hambruna. Las condiciones de desnutrición y deshidratación están cobrando vidas, especialmente entre los más vulnerables.
Además de las amputaciones y la crisis alimentaria, las instalaciones humanitarias de la UNRWA en Gaza han sido blanco de ataques terrestres y aéreos, agravando aún más la capacidad de respuesta ante la emergencia.
El conflicto, catalogado como una guerra contra las infancias por las organizaciones internacionales, ha sido denunciado por crímenes de guerra cometidos tanto por Hamás como por el gobierno de Israel. Informes de la ONU y de medios internacionales han documentado ataques a refugios, bombardeos contra civiles y otras atrocidades que afectan directamente a la población civil, especialmente a niños, niñas y mujeres.
A pesar de los llamados internacionales por un cese al fuego y la protección de los derechos humanos, la guerra persiste sin vislumbrarse una solución inmediata. La comunidad internacional sigue esperando acciones concretas para poner fin a este conflicto devastador que ha sumido a Gaza en una crisis humanitaria sin precedentes.
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