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Mil

Por Carlos Pérez García

“Todo cae en su lugar”, podemos decir. Y, la verdad, no siempre es así… Miren, si bien veía yo demasiado lejano llegar a mil artículos semanales a partir de 2002 con pocas pausas, éste de hoy muestra justo ese número y no omito mencionarlo, pues francamente para mí significan mucho: no sólo el gran esfuerzo personal y la satisfacción, sino también la paciencia y la generosidad de ustedes, amables lectores, lectoras.

Bueno, quisiera descansar ahora de todo ello y voy a suspender en forma temporal mi columna a fin de atender otros proyectos: desarrollar un libro sin dejar ciertas actividades.

Del periódico Pulso impreso y online, agradezco a Pablo y Miguel Valladares su apoyo y comprensión; a Francisco Garfias de ElArsenal.net, le aprecio su confianza…

Este par de décadas recorrimos aquí varios senderos, unos bastante cortos y otros que duraron todo ese tiempo y aún siguen vigentes… De política local, nacional e internacional; de economía; corrupción; educación; salud; administración pública; seguridad; geopolítica; poesía; literatura; música, o humor en distintas épocas. No sabe uno de todo, claro, pero trata de indagar, dialogar, aprender.

Es evidente que no iba yo a cambiar el mundo, aunque resulte muy estimulante la posibilidad de ayudar a alguien a consolidar una idea o incluso a convencerse de otra. A veces me ha tocado ser el que ha coincidido con quienes leen y me he nutrido de sus comentarios, gracias a la interacción en internet que igual me ha granjeado espléndidas amistades.

En mis columnas de ninguna manera he querido pontificar sobre ningún tema, pero sí he opinado, planteado o sugerido. Digamos, si en un artículo o en cierto período un solo lector me hace el favor de tomarme en serio, créanme que me doy por bien servido.

Con todo, hoy la elegancia se la podemos dejar al sastre, para apuntar aquí con toda franqueza que las perspectivas en nuestro país están muy perras, muy cabronas. Y, en general, más vale abordarlas… aunque sin caer en desconsuelos.

Vale la pena el esfuerzo, sin duda, y va a estar en nuestras manos.

* “TANTA COSA ANTIGUA SE pone de moda: sería bueno que volvieran la ética, la vergüenza, la inteligencia y la honestidad” (Mafalda, 2019). Estaremos de acuerdo en que México necesita con urgencia novedades de esta naturaleza.

Bien, aunque además se puede afirmar que los ‘niños borrachos’ siempre dicen la verdad, no esperemos que la denominada 4T vaya a asumir lo que nos señala esa cita: ni en los casos de sus políticos, líderes o funcionarios, y ni siquiera con muchos de sus simpatizantes, adoctrinados o beneficiados. Tenemos que buscar más a ciudadanos que no hayan caído ya en una especie de fanatismo religioso o dogmático, el cual resulta muy cerrado o casi irreversible, y tener así mayores posibilidades de persuadir a quienes aún no están bien enterados o tienden al abstencionismo, no tanto a gente que representa el voto duro de la confraternidad obradorista.

Igual, oigan, “tan malo es un político inepto y corrupto, como un ciudadano libre que lo defienda”, pues los individuos que han comprobado su deshonestidad no deberían ser candidatos o funcionarios aceptables para la sociedad. Fíjense, la complicidad y la impunidad causan un enorme daño y hay que confrontarlas en busca de una mejor sociedad, aunque el actual gobierno pueda intentar en 2024 una ventajosa e inaceptable elección de Estado en contraposición a la Constitución General.

Y, a su vez, se ha expresado que “no preocupa tanto el escándalo de los corruptos… lo que más inquieta es el silencio de los buenos”. Los ciudadanos libres tendremos que adoptar aquí una postura, al menos con los votos.

Ojo, si nuestro país no saliera adelante de sus graves problemas, eso también sería responsabilidad de muchos mexicanos respetables que habrían permitido la continuación de una tendencia que empeoró o creó esa serie de desgracias.

Queda así repensar, enterarse, reconocer y votar por un mejor país, en el entendido de que se acepte esa votación. Entonces habrá que difundir, explicar, convencer y, en un extremo no deseado, acaso combatir por ese México democrático en una guerra civil. No será poca cosa.

cpgeneral@gmail.com

@cpgarcieral

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