En miles de partes del mundo, diversas personas despiertan todos los días con dolores de cuello o molestias en la espalda por una mala postura al dormir. Lo anterior ha planteado en la mente de muchas personas la siguiente cuestión, a tal punto que ya existen estudios que se centran en la parte de dormir del ser humano: ¿Es bueno dormir con o sin almohada?
Dormir sin almohada puede parecer una opción inusual, pero no es tan raro como se podría pensar. Algunas personas optan por esta alternativa para encontrar la postura ideal, ya sea porque su almohada no se adapta a sus necesidades o para aliviar problemas cervicales y otros dolores crónicos.
¿Es bueno o malo dormir sin almohada?
En términos generales, no se recomienda dormir sin almohada, ya que esta es esencial para mantener una postura adecuada durante el sueño. Sin embargo, hay excepciones:
- Dormir boca arriba: Aquellos que permanecen en esta posición y no se mueven mucho durante la noche pueden prescindir de una almohada convencional, optando por una almohada cervical que mantenga la alineación del cuello y la cabeza.
- Dormir boca abajo: En este caso, es preferible no usar almohada para evitar desajustes en la alineación del cuerpo.
- Dormir de lado: Esta postura requiere una almohada que mantenga la cabeza alineada con la columna vertebral para evitar molestias y problemas cervicales.
Descansar sin un soporte de almohada significa desaparecer un modo de dormir naturalizado y que es saludable para el descanso. Entre las afectaciones que hay por dormir sin almohada están cuellos tensos y reflujos ácidos, mientras que hay músculos, huesos y flujo sanguíneos que se pueden dañar fácilmente con la presión de una mala postura.
Pese a esta situación, existen varios escenarios donde sí se puede dormir sin almohada, aunque en la mayoría de casos se da esta situación por situación médica.
Cabe señalar que en cualquier escenario el tener una buena almohada ayudará a mejorar el descanso diario y es por ello que los especialistas invitan a la población en general a invertir, primero, en un buen colchón, y posteriormente, en una buena almohada.
