La crisis política en Haití alcanzó un nuevo punto crítico con la renuncia del primer ministro Ariel Henry, anunciada el 11 de marzo. La decisión se produjo bajo la intensa presión del líder de la unión de bandas criminales de Haití, Jimmy Chérizier, conocido como Barbecue, quien advirtió sobre una posible guerra civil que desembocaría en un «genocidio» si Henry no abandonaba su cargo.
El anuncio de la renuncia fue realizado por Ariel Henry a través de un video difundido en su página oficial de Facebook, donde instó al pueblo haitiano a mantener la calma y trabajar por la paz y la estabilidad en el país.
La dimisión de Henry no tomó por sorpresa a muchos, ya que desde hace tiempo las bandas rebeldes lideradas por Barbecue venían exigiendo su salida del gobierno. Esta presión se intensificó tras la fuga de más de 3,000 reclusos, lo que exacerbó la crisis en la isla caribeña.
Según informes, la renuncia del primer ministro haitiano estaba siendo planificada desde el viernes anterior y fue anunciada por el presidente de Guyana durante una cumbre regional en Jamaica.
La situación en Haití se ha vuelto cada vez más violenta, con ataques a estaciones de policía, puertos, prisiones y el aeropuerto internacional de la capital, perpetrados por pandillas que se unieron para derrocar a Ariel Henry.
Ante la gravedad de la crisis, Estados Unidos ordenó la evacuación inmediata de su personal no esencial en la embajada en Puerto Príncipe, aunque aseguraron que continuarán operando en el país con el personal necesario.
Si bien la renuncia de Ariel Henry supone la instalación de un gobierno de transición, la figura de Barbecue, líder de las guerrillas, sigue siendo una preocupación. Chérizier, un exagente de policía, es acusado de graves violaciones de derechos humanos y se le señala como responsable de masacres en barrios como La Saline.
Aunque él mismo se presenta como un luchador contra la élite corrupta, su historial lo vincula estrechamente con actos de violencia y terror en Haití.
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