
Un reciente artículo de opinión publicado en el New York Times ha generado una fuerte reacción por parte de los seguidores de Taylor Swift, conocidos como «swifties», y de los asociados de la cantante, quienes han calificado el texto como «invasivo, falso e inapropiado». La controversia surge debido a que el artículo especula sobre la orientación sexual de la reconocida artista.
Bajo el título ‘Look What We Made Taylor Swift Do’ (Mira lo que hicimos hacer a Taylor Swift), la columnista del New York Times, Anna Marks, aborda la presunta orientación sexual de Taylor Swift, señalando referencias a la comunidad LGBTQ+ en sus canciones y contenido en general. Marks sugiere en el artículo que la cantante podría estar «en el clóset» y afirma que Swift se declaró bisexual en 2019 a través de una publicación en Instagram que mostraba un ‘friendship bracelet’ con los colores de la bandera del orgullo bisexual.
La columnista destaca la relación entre la privacidad de una celebridad y la presión social para conformarse a expectativas heteronormativas. Argumenta que si Swift aceptara y visibilizara su supuesta bisexualidad, tendría un impacto positivo en la sociedad al desafiar normas establecidas.
No obstante, la controversia radica en que Taylor Swift, en varias ocasiones, ha afirmado no pertenecer a la comunidad LGBTQ+. La artista ha enfrentado rumores sobre su orientación sexual, pero ha reiterado su enfoque en la música, el crecimiento personal y la amistad femenina, alejándose de la especulación mediática.
La publicación del artículo ha desatado críticas tanto de los fans como de asociados de Taylor Swift. Fuentes cercanas a la situación han expresado su indignación, señalando que este tipo de artículos no habrían sido permitidos si se tratara de un artista masculino, destacando un vacío ético en la forma en que se aborda la vida personal de la cantante.
La polémica también ha llevado a cuestionamientos sobre la ética periodística y la necesidad de respetar la privacidad de las personas, incluso cuando se trata de figuras públicas. La reacción general ha sido de rechazo hacia la intromisión en la vida personal de Taylor Swift y la recordatoria de que opinar sobre la sexualidad de alguien, especialmente figuras públicas, es inapropiado.
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