Un perro es mucho más que una mascota, es un amigo, un compañero de juegos, un consejero (aunque no te hable, su mirada juzgona te deja saber cuando estás haciendo algo mal) y hasta parte de la familia. De acuerdo con estudios recientes, cada vez son más las personas que son tan unidas a su mascota que hasta duermen en la misma cama o comparten el mismo espacio a la hora de dormir (y de otras cosas), pero, ninguno de ellos se detiene a preguntarse que significa eso para su mascota, o para su vida social/sexual.
Las mascotas ya están por todos lados, no solo son los jefes de la casa (y dueños de las quincenas), también tienen espacio en hoteles, restaurantes, bares y hasta cines, ya hay oficinas pet friendly y certificados para que puedas llevar a tu perro en el avión contigo, algunos los cuidan como si fueran sus propios hijos y la idea de separarse de ellos les produce ansiedad. Una mascota nunca es solo una mascota y, en algunos casos, perderlas duele más que perder a un amigo.
Los Le hemos dado a las mascotas personalidades y características humanas (algunos hasta les ponen ropa) y esos ha hecho que estemos todavía más conectadas con ellas y seamos totalmente dependientes de su compañía. El amor por las mascotas es tan grande que, de acuerdo con una encuesta, 60% de los dueños de perros permiten que sus hijos peludos se suban a la cama y duerman con ellos durante la noche (levanten la mano todos los “culpables”).
Dormir con tu perro tiene muchas ventajas, te ayuda a relajarte, a descansar mejor, a no tener tanto frío, te hace sentir seguro y a despedirte del insomnio y a quedarte dormido más rápido, eso nadie lo puede negar, pero, cuando se trata de tu vida sexual, tener a tu perro ahí puede no ser la mejor idea.
¿Debemos sacar a los perros del cuarto para tener sexo? (definitivamente no te ayuda tener un par de ojos grandes y tristes observándote desde la esquina mientras intentas una nueva maniobra) La ciencia tiene la respuesta.
La psicóloga Arola Poch le dijo a El País que “Las relaciones eróticas son momentos de intimidad con nosotros mismos o con la pareja. En esa intimidad solo cabe uno mismo y la (o las) persona(s) implicadas. No es recomendable que haya nada que pueda distraer, como sería el caso de una mascota”. De acuerdo con la experta, las mascotas “Pueden hacernos perder la concentración y que nos sintamos incómodos. Eso, por supuesto, no beneficia el encuentro erótico”.
Y ella no es la única que piensa de esta manera los entrenadores caninos dicen que, ante lo que ven y escuchan, los perros pueden responder de distintas maneras, principalmente pueden intentar acercarse, incluso pueden intentar hacer que te separes de la otra persona para que les des atención, y eso va a romper tu concentración y hacer que pierdas el ritmo (o que tu pareja se sienta juzgada o vulnerable). Aunque también dicen que debes enseñarle a tu perro que eso el algo normal, que no le va a hacer daño y que, si llega a verlo (porque tampoco es que lo vas a mandar a un hotel para poder tener sexo), no debe intervenir.
Si tu perro reacciona ladrando, saltando o con aullidos, eso puede ser una señal de que se siente estresado.
Los expertos recomiendan que los perros no estén en el mismo cuarto si vas a tener sexo y el principal motivo es que pueden absorber nuestra atención y quitarnos un poco de intimidad. Tu perro probablemente no va a necesitar ir al psicólogo, pero tu sí vas a tener una mejor vida sexual si no hay un pequeño ser viéndote desde el rincón con expresión extraña.
Pero, si tu perro está acostumbrado a ser el centro de tu atención, eso si puede causarle un problema. De acuerdo con lo que el entrenador Jeremy Glass le dijo a Thrillist, si tu perro está acostumbrado a dormir en tu cama, seguramente si puede importarle que otra persona le quite su lugar. “Los perros fueron criados para cuidar de los humanos y son incapaces de comprender el acto de amor como lo que es: no un intento de asesinato” asegura.