Un oso hormiguero fue sacrificado por habitantes de una comunidad en Tancanhuitz, quienes, impulsados por creencias erróneas, pensaron que se trataba de un demonio. El acto ha provocado una fuerte reacción de indignación entre la sociedad y organizaciones ambientalistas, que exigen justicia y mayor educación ambiental en la región.
Activistas y defensores de animales han condenado enérgicamente el hecho, señalando que refleja una preocupante falta de conocimiento sobre la fauna local. La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) ha sido instada a investigar el incidente y aplicar medidas que eviten futuros casos de violencia contra especies protegidas.
La presencia inusual del oso hormiguero en la zona ha generado cuestionamientos sobre cómo llegó hasta ahí, dado que no es común en la región. Ambientalistas han señalado la necesidad de campañas informativas en comunidades rurales para prevenir que el miedo y la desinformación pongan en riesgo a otras especies.
Además, exigieron a la Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental (SEGAM) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), asuman su responsabilidad y fortalezcan programas de concientización. Activistas y organizaciones han comenzado a movilizarse, buscando que este suceso no quede impune y sirva como punto de partida para mejorar la relación de las comunidades con su entorno natural.
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