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(VIDEO) María; crónica del ataque cometido por militares en Matehuala

Ni en sus peores pesadillas se hubiera podido imaginar algo así; había trabajado toda la noche, había dado lo mejor de sí. En ningún momento se olvidó de sus hijos, los dos pequeños eran su fuerza para seguir. Tras la jornada, al filo de las 08:00 horas, buscó regresar a casa. Caminó hasta la carretera y esperó durante un largo rato a la altura del kilómetro 1, pero no tuvo suerte. Nadie pudo darle un «ride». El destino le tenía preparado algo atroz.

Cansada y por los ojos arenosos por el develo, distinguió un camión que se acercaba. La pesada unidad detuvo su marcha justo frente a ella y cuando cayó en cuenta ya estaba rodeada por varios hombres. Eran militares y a punta de golpes e insultos, tapándole la cara, casi a rastras, se la llevaron con ellos.

Varías horas después, pasadas la 01:00 de la mañana del día siguiente, fue encontrada por policías en la intersección de las calles Regules e Independencia. Me llamó María; apenas lograba articular palabra. No dejaba de llorar, estaba en shock. Sabía quién era, pero no comprendía lo que le había pasado. Su ropa estaba deshecha, más deshecha estaba su alma.

Buscando auxiliarla se pidió apoyo a la Cruz Roja, un grupo de paramédicos llegó al lugar. No había manera de calmarla, ni siquiera la podían tocar. María no confiaba en nadie. El horrido recuerdo de lo sucedido la habría hecho desconfiar hasta de Dios.

Era poco lo que decía y menos aún se le entendía. Lloraba por ella, por sus hijos y su familia, por el miedo de lo que pudiera pasar. Lloraba al recordar lo sucedido, las agresiones, la violencia, los insultos que le destrozaron el autoestima y le hicieron creer que era menos que basura.

Al borde del colapso, los paramédicos lograron convencerla de que estaban ahí para ayudarla, para sanar sus heridas al menos las físicas. María accedió y fue llevada de urgencia a un hospital en donde fue atendida. Su cuerpo, débil tras la tortura y cansada por la lucha de varias horas, se rindió en cuestión de minutos.

Horas después, María volvió a la realidad y tuvo que enfrentar un nuevo calvario; la declaración ante las autoridades de justicia. María recuerda que salió de trabajar, buscaba volver a casa cuando fue interceptada por un grupo de militares. Los uniformados la golpearon, la violaron, abusaron de ella en todas las formas que pudieron.

María recuerda bien que la unidad a la que la subieron era la número 3011 y que a uno de sus agresores lo identificaban como «El Negro» siendo este un hombre de edad avanzada y piel morena, su primer agresor. «Nosotros somos la puta autoridad y si te atreves a decir algo, te vamos a partir en cachitos» la amenazaron sus victimarios.

La joven, de apenas 26 años de edad, lucha por recuperarse no tanto para ella misma, sino para sus hijos y su familia. Teme por ella y sus seres queridos, teme por lo que pueda venir, teme por su vida y porque sabe que gente como sus agresores no se tocarían el corazón para volver a atacar.

Hasta el momento, la Secretaría de la Defensa Nacional no ha emitido pronunciamiento al respecto.

Seguiremos informando.

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