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Mal Educados

Por Carlos Pérez García

Los nacos o la gentuza (la chusma, la plebe, el populacho… según diccionarios de sinónimos) se deben a una educación muy deficiente, no a que sean pobres o de raíces indígenas. En general, es lo que siempre he pensado y sostengo ahora que en el gobierno de la 4T se empeñan en acusar a sus adversarios de clasistas y racistas. Hay de éstos, sin duda, pero se trata de un problema más social que económico o del color de la piel.

Miren, como prueba, vemos a menudo “nacos ricos” y “güeros”. Ustedes, amables lectores, lectoras, me lo podrán confirmar a partir de sus vivencias en estos temas. No pocos, de hecho, discriminan por otros motivos a quienes consideran corrientes o “pelados”, si bien la mayoría de los ataques a los ricos y blancos se deriva de resentimientos sociales.

En Estados Unidos un naco güero y rico, Donald Trump, tiene también feligreses muy leales y apasionados que muestran su incompleta educación escolarizada e ignoran muchas cosas. Acá, el propio AMLO ha aceptado que no lo apoyan las clases medias y altas con un mayor nivel educativo: eso son, aunque los quiera descalificar como “fifís neoliberales y aspiracionistas” o “de derecha conservadora” (él no es de izquierda progresista, sino claramente retrógrada por su obsesión de volver al antepasado).

Mucho viene a ser retórica populachera que usa a los pobres como estrategia política según confesó, además de que busca popularidad para mantener el poder y sus privilegios. Resulta perverso que un gobernante populista se beneficie de que sus fieles continúen en la creciente ignorancia y pobreza (falta de dinero). Así ve a la Educación con desconfianza, sin respeto y de baja prioridad.

Ha confirmado una y otra vez que del área de Educación le interesa más lo político, sindical e ideológico, que lo formativo o pedagógico hacia la superación individual. Digamos, se ha manifestado en contra de la calidad al considerarla elitista y pretenciosa, sin verla como efectividad contra la ignorancia y la pobreza. Ha criticado los estudios de posgrado, aún más en el extranjero, por ser “clasistas e innecesarios o incluso fuentes de corrupción”. Ha minimizado la labor de ingenieros, abogados o economistas, pues dice que no se requiere mucha ciencia en esos campos: tacha de corruptos e insensibles a los abogados y economistas más destacados, para hablar de cambios en planes de estudio. Ha desmantelado los avances que había en áreas esenciales como evaluación educativa o pruebas internacionales. E impulsa ahora libros de texto que degradan el lenguaje (“dijistes”) e introducen elementos doctrinarios hacia su ansiada continuidad a mayor plazo.

Para sustituir a quien fue el primer titular de la SEP y generó esperanzas, ha optado por dos mujeres que aportan mucha más lealtad que capacidad (su 90-10). Resulta lamentable.

De hecho, con todo respeto, se observa aquí un reflejo de su propia educación defectuosa e insuficiente, entre resabios y aversiones. No es cuestión de modales o manuales de etiqueta. Vemos “la mala educación” cuando alguien no escucha ni corrige, e insulta a cualquiera que difiere de él. Claro, aunque los sesgos personales nunca deberían prevalecer ni ir en contra del éxito, en sus huecos le quedaron demasiados dogmas, prejuicios y refranes familiares.

Ante lo técnico y las grandes decisiones, la intuición podrá ayudarlo… pero nunca sustituirá la educación formal. Y, oigan, ¡no necesitamos imaginar un gobierno tan desacertado!

Hacia el largo plazo, ojo, la Educación debería erigirse como la primera prioridad de nuestro país. En todo caso, ser pobre e ignorante tendría que ser una condición temporal, no un destino divino o una conveniencia política. Así de sencillo.

* CITAS QUE RETOÑAN HOY en un México emproblemado:

– La educación de las masas se vuelve en contra de los populistas autoritarios. * Anónimo.

– Cuanto más ignorante es el hombre, más obediente es y mayor y más absoluta la confianza que pone en quien lo dirige. * Pierre-Joseph Proudhon, anarquista (1809-65).

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