La historia de Raquel ha sonado por todas la partes del mundo, porque nos ha mostrado que el amor de una madre no tiene límites y que incluso son ellas las que sin pensarlo darían la vida por la seguridad de aquel ser que nació de ella. Para Raquel y su hijo era un día que transcurría con normalidad, hasta que aquel pequeño en su inocencia decidió salir al jardín en busca de fruta. Nadie se esperaba que tan cerca de su hogar su vida corriera un gran riesgo. Afortunadamente Mael tenía cerca a su madre quien no dudo en correr y salvar al pequeño de un puma que se escondía entre las ramas de un árbol.
De su voz propia, Raquel cuenta que estaban en su casa y escucho que su hijo le decía que iría al árbol del jardín para poder recoger algunas frutas y comer. Fue cuestión de instantes cuando se escuchó un grito , un lamento tan desgarrador que aún sigue sonando en la mente de Raquel. Al voltear fue testigo de una imagen que nunca podrá borrarse de la memoria de aquella valiente madre, al girar su cabeza miro como su hijo Mael estaba entre las garras de un puma que buscaba dañarlo. Sin dudar Raquel corrió y a puñetazos y empujones le quitó de las garras al pequeño.
Ni con la valentía de la madre al ahuyentar al puma el peligro había pasado, pues Mael aún tenía una fuerte herida en su brazo. Acudieron al doctor lo más rápido posible y Raquel confiesa que el dolor más fuerte que sintió fue ver a su pequeño salir de la sala de operaciones, porque cuando se es padre o madre nunca estás preparado para pensar en la partida de tus hijos y solo deseas su bienestar ante cualquier cosa.
“Siempre he dicho en tono de broma que un día, los ángeles de la guarda de mis hijos dimitirían por estrés. De camino al hospital con Mael herido en brazos me preguntaba si realmente el suyo lo había abandonado aquella mañana del 26 de agosto. “Unos milímetros más y no lo hubiese logrado”, fueron las palabras del doctor. Supe entonces que su ángel no se había ido, estuvo ahí, sosteniendo esos milímetros que separaban la vida de la muerte.” Mencionó Raquel.
Tras volver a casa distintos reporteros cubrían la nota, los vecinos les hicieron llegar obsequios, comida y muchos otros regalos, pero Raquel solo quería estar lo más alejada posible para no recordar aquel trágico día. Algo que la motivo demasiado fue el escuchar a su pequeño como contaba con gran emoción el como lo salvó su madre y que tenía a una mamá tan valiente.
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