¿Cometes un pequeño error y te sientes absolutamente fracasado? ¿Sientes una gran dependencia emocional hacia tu pareja? O, por el contrario, ¿evitas a toda costa el compromiso? ¿Tienes una dificultad extrema para tomar decisiones? Aunque pueda parecer sorprendente, todo esto es el resultado de nuestras vivencias infantiles y de los diferentes tipos de madres con las que crecemos.
Según el autor Stephan Poulter, existen cinco categorías que recogen a la gran mayoría de madres, y aunque hay casos en donde conviven características de diferentes tipos, es bien cierto que hay una que suele ser la predominante.
- La madre “yo primero”
Madres centradas en sí mismas, egoístas y tendentes a otorgar a sus hijos un lugar secundario, los niños crecen sintiendo que su papel es cumplir los deseos y necesidades de su madre y que esta tiene la verdad, por lo que sus opiniones son inválidas y poco importantes, la falta de apoyo emocional recibido les lleva a dudar de sí mismos y de sus propias capacidades. - Madre perfeccionista
Estas madres son controladoras y ansiosas, personas para quienes las apariencias son realmente importantes, su objetivo es que sus hijos y su familia parezcan perfectos a ojos del mundo, estas actitudes llevan a los hijos a ser hipercríticos consigo mismos, a sentirse constantemente insuficientes e inadecuados. - La madre impredecible
Se trata de mujeres que aplican un estilo de crianza caótico, basado en el estado emocional en el que se encuentran cada día, no saben manejar sus emociones y dejan que estas afecten al modo en que interactúan con sus hijos. Los niños desarrollan un apego ambivalente y crecen en un constante estado de alerta que les obliga a aprender a leer los estados emocionales maternos a fin de saber qué esperar. - Madre mejor amiga
No establecen límites, comparten confidencias e incluso ropa con sus hijos y se comportan como una igual, en lugar de asumir su rol de adultas responsables dejan a los hijos sin esa figura de autoridad e, incluso, les cargan con la responsabilidad de ser ellos los adultos y cuidadores, en estos casos los niños pueden crecer sintiéndose abandonados o desamparados, además, es probable que se involucren en relaciones desequilibradas donde tenga que asumir el rol de cuidador de nuevo. - La madre completa
Este podría considerarse el estilo ideal de madre, del que solo gozan aproximadamente un 10 % de los hijos; se trata de mujeres equilibradas, amorosas, pero capaces de guiar y establecer límites, y debido a que se ha fomentado el desarrollo de la autonomía y de la individualidad, estos niños crecen con un buen autoconcepto, sintiéndose amados y seguros de sí mismos.
Sin embargo, aunque suene desesperanzador el hecho de que muy pocas personas gozan de una crianza adecuada y de un apego seguro cabe resaltar que todos los tipos de madres, y los distintos contextos educativos que generan, contribuyen a crear fortalezas en sus hijos.
Por ejemplo, los hijos de madres perfeccionistas resultan responsables y perseverantes en el trabajo, los de las madres impredecibles tienen una gran capacidad empática y los criados con una madre mejor amiga son adultos resolutivos y capaces de tomar la iniciativa.
Estefanía López Paulín
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