Para estos días aciagos, vale la pena la lectura de artículos inteligentes como este que comparto. Pasa que no tenemos memoria y olvidamos los hábitos porque nuestra naturaleza de seres inmediatos y acostumbrados a las redes sociales vacías nos marcan nuestra agenda diaria.
Digo que no tenemos memoria porque, en 2009, nos pasó en México con la cepa AH1N1 (fuimos endémicos y nos puso a hacer acciones propias que después olvidamos pues).
En este momento, basta de joder con que sí el gobierno debe, que sí debió, que sí ya se tardó ¡No mamen neta! ¿Qué no queda claro que ni Estados Unidos, Italia, España y muchas potencias más están en una severa crisis propia de sus errores de primer mundo?
Al final, la casuística de una epidemia es propia del análisis probabilístico exponencial; los epidemiólogos son estadísticos médicos. México, creo que ahí va, a pesar de que el 50% de la población de este país vive de lo que obtiene al día, ese factor será más que imposible mover, es decir, que se vayan a casa a aislarse, si no tienen para comer en el día.
Al final el virus se adaptará, mutará y el organismo mexicano lo procesará, esperando una nueva cepa para los próximos años. Cuiden a sus viejitos a ellos sí aislándolos.
Historias sobre epidemias en la tierra estamos llenos, hay que ponerse a revisar un poco. En estos días vale la pena leer: Cazadores de Microbios de Paul de Kruif, La Peste de Albert Camus y el Origen de la Vida de A. Oparin, donde encontrarán respuestas a todo ello, es parte del devenir del ser humano en este mundo.
Es cuanto.
