La rumiación y los pensamientos negativos son una de las consecuencias más comunes tras el paso de las festividades de fin de año, aunque para muchos pueden despertar emociones placenteras, también es cierto que para otros son un torbellino de emociones, esto alentado por las altas expectativas, los gastos económicos, la presión social y la sensación de soledad.
Veamos los factores más comunes que desencadenan la rumiación y los pensamientos negativos pasadas estas fechas decembrinas.
Autoexigencia
Las altas expectativas sociales de tener una «Navidad perfecta» a menudo pueden generar mucha presión. La idea de regalos perfectos, cenas impecables y la necesidad de mantener una fachada feliz puede llevar a la rumiación sobre si estamos o no cumpliendo con estas expectativas.
La compra de regalos, la decoración y la organización de eventos provocó un aumento en las preocupaciones con respecto al dinero. La cuestión es que esa preocupación por el gasto excesivo puede llevar a la rumiación sobre las finanzas personales. Recordar que el valor de las relaciones no está determinado por el precio de un regalo puede ayudarte a reducir el estrés financiero.
Sensación de soledad
Para muchas personas, las navidades pueden acentuar el sentimiento de soledad, especialmente si han perdido seres queridos o no tienen una red de apoyo cercana. Por eso es recomendable que en estos primeros días del año intentemos conectar con amigos y familiares, incluso a través de videollamadas o de mensajes de texto, pues eso hará que nos sintamos más acompañados.
Perfeccionismo
El perfeccionismo, la necesidad de hacer todo de manera impecable, puede llevar a la rumiación constante sobre si estamos cumpliendo con nuestros estándares extremadamente altos.
Lo más importante en cualquiera que sea tu caso es practicar la autoaceptación y el autodiálogo positivo aprendiendo a aceptarnos a nosotros mismos tal como somos, abrazando nuestra imperfección.
Cuestiona los pensamientos negativos. Cuando te encuentres en bucle en pensamientos negativos o autocríticos, párate y pregúntate: «¿Es esto realmente cierto?». Cuestiona tus pensamientos negativos con evidencia objetiva, y cambiarás tu perspectiva.
Cuando no puedas cumplir con una tarea que habías planificado o si cometes algún error, en vez de castigarte, recuérdate que todos somos humanos y que cometer errores es parte natural de la vida. La idea es que nos tratemos con la misma amabilidad con la que trataríamos a un amigo en la misma situación.
Enfócate en lo que tienes, en lo que te hace feliz; y no en lo que te falta. Relájate y disfruta.
Estefanía López Paulin
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