El ser humano es un ser de naturaleza sensible, lleno de emociones y sentimientos, a lo largo del tiempo se le ha dotado a estas emociones un sentido, positivo o negativo, del cual dependerá el manejo de la misma, sin embargo, todas y cada una de nuestras emociones está hecha para hacernos aprender algo acerca de alguna persona, vivencia o sobre nosotros mismos. Lamentablemente la creencia de que algunas emociones deben de ser reprimidas o guardadas, genera problemas no solo en nuestra salud mental, sino también en la salud física.
Por más desagradable que sea una emoción y queramos desaparecerla o ignorarla, esa emoción encontrara alguna manera de expresarse, y esto puede ser a través de ansiedad, angustia, dolores de cabeza, espalda, problemas gastrointestinales, entre muchos otros síntomas, a esto se le conoce como somatización, cuando tu cuerpo expresa tus emociones.
¿Y qué podemos hacer para liberar nuestras emociones y no enfermar? El primer paso es observarte y cuestionarte, ¿qué emociones no me gusta sentir y por qué?, ¿Qué puede hacer esa emoción por ti y por qué te cuesta tanto escucharla? Reflexiona, permítete sentir, encontrar el significado que tiene para ti esa emoción.
En segundo lugar, vacía tu mente de emociones y pensamientos, y ¿Cómo hacer esto? Puedes escribir, sin filtros, todo lo que sientes, o bien, si te encuentras solo o en un lugar donde te sientas cómodo puedes hablar en voz alta, expresa todo lo que sientes, defínelo en emociones, no importa que sean muchas o pocas.
El tercer paso, es liberar tu cuerpo de estas emociones, esto es tan importante como vaciar la mente, ya que si no lo hacemos esto nos generara síntomas físicos a corto o largo plazo. Esto puedes hacerlo de muchas formas, bailando, haciendo ejercicio físico, cantando o hasta saltando, hazlo sin prejuicios, encamina esa actividad a que conscientemente liberas y sueltas todas esas emociones.
Y, por último, puedes utilizar la técnica de la silla vacía, esta técnica te ayudará a reflexionar acerca de lo que sientes, cuestionarte desde una perspectiva diferente, esto consiste en poner una silla en frente de otra, te sentaras en una de ellas y visualizaras en la silla de enfrente a una persona que te escuchará, que tienes la certeza de que podrá ayudarte y apoyarte sin juzgarte, puede ser una persona que conozcas o alguien totalmente imaginario, visualizalo de manera detallada, sus facciones, color de cabello, ojos y piel, su vestimenta. Una vez que lo tengas bien visualizado comienza a contarle como te sientes, explícale que te preocupa, que te causa ansiedad.
Cuando hayas terminado de contarle todo, siéntate en la silla de enfrente, y metete en el papel de aquella persona sabia que te escuchó, y comienza a cuestionarte, a generar preguntas que te hagan reflexionar sobre aquello que has contado.
Posteriormente puedes regresar a donde estas inicialmente y responder, este ejercicio puede durar el tiempo que lo necesites, la finalidad es que reflexiones y puedas tener una concepción más amplia de lo que sientes.
Una vez que hayas terminado de vaciar tu mente, liberar tu cuerpo y reflexionar sobre aquello que sientes, es hora de poner manos a la obra, porque ¿Qué sería de la teoría sin la práctica? Intenta identificar en tu día a día las situaciones que te sobrecargan emocionalmente y pregúntate como podrías manejarte a ti y a la situación para que te afecte menos o cómo hacer para liberar esas emociones al terminar el día.
Te invito a realizar estos ejercicios para que poco a poco aprendas más de lo que sientes y no lo guardes esperando a que se exprese de manera dolorosa en tu mente o cuerpo.
Estefanía López Paulín
Contacto: psc.estefaniapaulin_uaslp@hotmail.com
Número: 4881154435