Tras el asesinato del general Silvestre Urzúa, durante un enfrentamiento de la Guardia Nacional con delincuentes, en el municipio de Pinos, Zacatecas, la noche del mismo jueves, un comando armado se llevó a seis jóvenes en la comunidad de la Dulce Grande, en Villa de Ramos, San Luis Potosí, en los límites con Zacatecas.
El enfrentamiento en el que perdió la vida el general Urzúa, ocurrió la mañana del jueves, pero las balaceras y persecuciones siguieron durante la tarde y parte de la noche. El despliegue de sicarios tocó territorio de San Luis Potosí y de Aguascalientes
En el lado de San Luis Potosí, autoridades reportaron la presencia de hombres armados, ante lo cual, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, a cargo del general Guzmar Ángel González Castillo, envió a un grupo a blindar la zona, pero antes de que llegaran, un comando armado, a bordo de, al menos, 10 camioneta, se llevaron a seis hombres jóvenes de la comunidad Dulce Grande, pero nadie en ese lugar quiere dar detalles, sólo afirman que, desde hace años, padecen a manos de grupos del crimen organizado que se disputan la zona y que ocupan como carne de cañón a los muchachos considerados ninis, porque no estudian ni trabajan.
Testimonios de habitantes de Villa de Ramos aseguran que las balaceras y las corretizas en esa parte del desierto potosino son casi normales desde hace, por lo menos, 10 años. En algún tiempo se retiran, pero a las pocas semanas regresan a contratar gente que se va del pueblo y casi nunca regresan, a veces, ni para darles cristiana sepultura.
El mismo jueves, el gobernador Ricardo Gallardo, dio instrucciones al general Guzmar para blindar la zona limítrofe entre San Luis Potosí y Zacatecas, con el fin de evitar el llamado efecto cucaracha y la posibilidad de que los delincuentes ingresen a tierras potosinas.