El alcalde de Cedral, Howard Aguilar, agredió públicamente a reconocido profesor y a una persona de la tercera edad por solicitarle apoyo para beneficio de los vecinos de la calle Zaragoza. Los afectados le pidieron al agresivo alcalde respuesta a la falta de trabajo que prometió mientras anduvo en campaña.
La exhibición de prepotencia de Howard fue el pasado sábado 25 de junio cuando los ciudadanos, necesitados de apoyo del Ayuntamiento preguntaron que para cuándo se llevarían a cabo trabajos en esa calle, así como algunos puntos más que le cuestionaron sobre apoyos de carácter social y para bien del municipio.
La petición no le gustó nada al novato alcalde y político que, rápidamente se avalanzó contra el reconocido profesor y la persona adulta, sacando las uñas, Howard encaró a las dos personas argumentando que no tenían derecho a exigirle que trabajara, pero policías municipales que acompañaban al edil impidieron que golpeara a los vecinos.
Aun cuando los elementos policiacos intentaban controlar a Howard, este gritoneaba y manoteaba amenazante como si se encontrara en una riña pandilleril. Deslumbrado por el poder que los ciudadanos le dieron para dirigir al municipio, el presidente confundió sus actividades pensando que tiene el derecho de agredir a cuanta gente se le ocurra y humilló a los cedralenses que solo preguntaron sobre temas de su trabajo.
Howard se encontraba acompañado del director de Obras Públicas, Ramón Martínez, quien también se portó prepotente al enterarse que, para los ciudadanos, no están mostrando capacidad para hacer que el municipio tenga desarrollo en infraestructura, entre otros rubros. La desesperación de los agredidos así como de otras personas es porque, señalan que, han acudido a solicitar pavimentaciones, alumbrado, agua y más acciones de primera necesidad, pero reciben el rechazo del presidente.
Para las víctimas de Howard, el espectáculo presidencial había quedado en el pasado pero la mañana de este lunes 27 de junio, policías municipales bajo las ordenes de Aguilar, armaron un operativo para buscar al reconocido profesor y como si de un grupo de sicarios se tratara, llegaron a su casa y a punta de patadas casi tumban la puerta, le dieron un «levantón» al maestro y lo llevaron hasta la presidencia para obligarlo a ofrecerle disculpas al alcalde.
Testigos de los hechos se sienten desprotegidos al vivir en un municipio donde el presidente no puede controlar a los delincuentes pero intenta a base de «levantones» hacer que los ciudadanos le hagan cara bonita a su desastroso trabajo en lugar de buscar que Cedral sea un municipio seguro y no lleno de violencia y asaltos como el que le tocó vivir en la CDMX cuando se fue de pachanga a ver al Grupo Firme.