El cáncer de mama se relaciona con muchos factores y los estudiosos del tema investigan cada vez más aspectos sobre su origen. Uno de ellos tiene que ver con las emociones, la personalidad y su impacto en la salud.
Iván Montes Nogueira, estudiante del Doctorado en Psicología que imparte el Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP), comentó que los factores más estudiados en lo que respecta al cáncer de mama son el estrés, la ansiedad y la depresión.
El universitario participa en un estudio sobre la personalidad tipo «C», cuya principal característica es la represión de emociones negativas. Además, diversos estudios indican que quienes la presentan tienen mayores posibilidades de desarrollar padecimientos infecciosos y cáncer.
Se trata de personas que tienden a negar sus sentimientos, evitar conflictos, ser socialmente agradables, armonizantes y altamente racionales. «Coloquialmente diríamos que las mujeres se ‘tragan’ sus emociones y no las dejan salir».
Esta actitud se puede calificar como un aspecto cultural propio de México, donde las mujeres son consideradas el pilar de la familia y deben mostrarse fuertes ante situaciones de alta inestabilidad y conflicto.
Éste es uno de los problemas principales de la personalidad tipo «C»: «Son personas que ayudan mucho a la familia, muestran disponibilidad y buscan que sus relaciones emocionales sean tranquilas, estables, sin sobresaltos ni conflictos», expuso.
El entrevistado dijo que el estrés desencadena varios procesos como la baja de defensas; sin embargo, en nuestro país el aspecto psicológico apenas se empieza a investigar.
Sin embargo, investigaciones han demostrado que la expresión de las emociones y el reconocimiento de los eventos traumáticos tienen efectos positivos sobre la salud física y mental del individuo. Lo anterior, debido a que la supresión emocional se asocia con la angustia y el estrés; mientras que la expresión emocional, con un mejor ajuste psicológico, significa una mejor calidad de vida.
En particular, se considera que la supresión emocional es la variable que más afecta el ajuste psicosocial en personas con cáncer y que podría relacionarse con el desenlace clínico de la patología, ya sea muerte o mejoría.
En concreto, la represión (baja ansiedad y alta defensividad) y la supresión (retención deliberada de la expresión de emociones negativas) se asocian con una progresión más rápida del cáncer de mama y una expectativa más corta de sobrevivencia.
Las alteraciones psicológicas, como un estado de estrés crónico, provocan que el organismo active sistemas fisiológicos para conservar la homeostasis, lo que produce un impacto negativo en el sistema nervioso.
Esto provoca cambios bioquímicos y origina un manejo ineficiente de hormonas corticosteroides y catecolaminas, lo cual repercute en los sistemas endocrino e inmune y en la salud en general.
Por esta razón, la posible contribución del estrés psicológico al desarrollo del cáncer de mama ha sido ampliamente estudiada y se ha asociado a la inmunodepresión generada por altos niveles de corticosteroides y a las conductas para afrontar el estrés.
Estefanía López Paulín
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