Es octubre y qué mejor mes que hablar acerca del miedo y cómo, aunque esta pueda ser una sensación no muy grata para muchos, tenemos la tendencia a crearnos situaciones o vivencias que nos provoquen este miedo, aunque claro, bajo el supuesto de control sobre lo que nos pudiera provocar terror.
Como ya lo hemos mencionado en columnas anteriores, el miedo es una emoción básica y natural, la cual nos sirve para evaluar posibles peligros y poner a salvo nuestra integridad, pero ¿entonces cuál es la fascinación detrás de provocarnos este sentimiento?
Empecemos por algunas de las razones por las cuales nos gusta experimentar el miedo como:
- Adrenalina y emoción: El miedo puede liberar adrenalina, proporcionando una sensación de emoción y estimulación.
- Catarsis: Experimentar miedo en un entorno controlado (como en películas de terror) puede ayudar a liberar tensiones y emociones reprimidas.
- Curiosidad y exploración: El miedo puede impulsar la curiosidad y motivar a las personas a explorar lo desconocido.
- Socialización: Compartir experiencias de terror con otros puede fortalecer la conexión social y crear recuerdos compartidos.
- Preparación y resiliencia: Enfrentar y superar el miedo puede ayudar a desarrollar resiliencia y prepararse para situaciones reales de peligro.
Sin embargo, aunque esta tendencia pueda parecer muy perteneciente a la especie humana, la verdad es que existe registro de otros animales que comparten este gusto por sentir miedo y adrenalina, algunos ejemplos son:
- Otros primates: Algunos estudios sugieren que chimpancés y gorilas pueden buscar experiencias de riesgo y miedo, como jugar con serpientes o explorar entornos peligrosos.
- Animales de presa: Depredadores como lobos y leones pueden jugar con sus presas antes de cazarlas, lo que puede ser visto como una forma de buscar emoción y riesgo.
- Aves: Algunas especies de aves, como los cuervos, han demostrado comportamientos de riesgo y exploración.
Aunque es importante resaltar la singularidad con la que la especie humana busca maneras de provocarse miedo y segregación de adrenalina, nuestra capacidad para crear y buscar experiencias que nos provoquen terror es única. Los humanos poseemos la capacidad para imaginar y crear escenarios de miedo, desarrollar narrativas e ilustraciones de terror, además de crear entornos y actividades para generar esta emoción.
Algunos ejemplos de cómo los humanos provocan terror de manera controlada:
- Parques de atracciones y montañas rusas
- Juegos de supervivencia y terror
- Lecturas de historias de terror y misterio
- Actividades extremas como salto en paracaídas o buceo en profundidad
Aunque esta tendencia pudiera parecer que no es algo totalmente perteneciente al ser humano, la realidad es que muchos de nosotros realmente buscamos nuevas experiencias que nos provoquen emociones más intensas, y con nuestra creatividad e ingenio conseguimos crear cientos de formas para provocar en nuestro cuerpo esa segregación de adrenalina tan característica del miedo.
Estefanía López Paulín
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