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La Piñata: Una tradición que se continúa en Ciudad Valles

Entre las páginas de la historia de Ciudad Valles

Existen dos versiones del origen de la piñata, una relatada por Marco Polo donde vió que en la antigua China rompían la figura de un buey relleno de semillas para celebrar el Año Nuevo Chino.

Marco Polo llevó está tradición a Italia, de ahí paso a España y fueron los españoles los encargados de traerla al Nuevo Mundo dándole un significado a las piñatas.

La otra versión tiene su origen en la civilización maya, en un juego que practicaban con los ojos vendados y consistía en colgar con una cuerda una olla de barro llena de cacao.

Durante la conquista los monjes utilizaron las piñatas para la evangelización, originalmente se hacían con una olla de barro o cartón y se le pegaban siete picos.

Los siete picos simbolizan los siete pecados capitales: pereza, envidia, gula, ira, lujuria, avaricia y soberbia.

Actualmente existen piñatas de todo tipo de formas, colores y personajes. No solo se rompen en las posadas, sino en todo tipo de fiestas.

Nuestra ciudad se llena de colorido con las piñatas, los colores y formas no evocan a nuestra niñez, donde con ilusión y alegría esperaba que alguien la rompiera para aventarse a recoger la mayor cantidad de dulces, sin importar que recibieras un buen golpe.

Pero detrás de cada piñata existe una historia.

Para Othoniel Vega Vázquez la elaboración de las piñatas, no viene de tradición, más bien por necesidad, palabra que suena en su corazón porque la vida fue de mucho esfuerzo.

Su niñez estuvo marcada como muchos, basada en la necesidad de: estudiar, tener una vivienda, comida, pero sobre todo amor de familia, recuerda con gran nostalgia que su padre los abandonó, pero que él y sus hermanas crecieron con el gran cariño de su madre.

Recuerda que estudió en la primaria Graciano Sánchez y que recuerda con mucho respeto y aprecio al maestro Jesús Ramírez quien lo motivo a seguir estudiando y le gestionó una beca para entrar a la secundaria, la que terminó con gran sacrificio.

La necesidad no le permitió seguir estudiando, y junto a su hermana Claudia, tomaron la decisión de trabajar para ayudar con los gastos de la familia.

Creció trabajando en diferentes empleos, donde duró más fue en la Coca-Cola, donde renunció para apoyar a su esposa, en la elaboración de disfraces y que debido a la gran demanda decidieron emprender juntos este proyecto.

Sin embargo la influenza y la inseguridad acabaron con ilusión de su negocio, sin encontrar opciones de empleo, para darle un sustento a la familia.

Un día pidió a dios que lo iluminara y que le mostrará el camino para salir de su necesidad , miró para todos lados encontrando unos globos, cartón y alambre, se decidió por la elaboración de piñatas.

No le fue fácil, pronto se dio cuenta que tenía que buscar la manera de perfeccionar sus diseños.
Sus primeras producciones fueron el hombre araña y Dora la exploradora, su máxima creación fue Blanca Nieves y los siete enanos que una doctora le pidió.

Hoy en día, sus piñatas y creaciones han estado en concursos, en desfiles, adornando plazas, pero sobre todo dándole alegría a muchos niños.

La necesidad hace la creatividad que se transforma en piñata, dando como resultado alegría e ilusión a los niños.

Para la señora Elizabeth Sánchez Juárez el oficio de elaborar piñatas viene de familia.

Su abuelita María Luisa Torres elaboraba flores, coronas y piñatas, los materiales que utilizaba era una olla de barro, papel y engrudo, además la armazón era de carrizo.

Al fallecer su abuelita su mamá siguió la tradición, pero con la pandemia la piñatas se empezaron a elaborar de un tamaño mas pequeñas, debido a que las fiestas estaban limitadas en asistencia y se realizaban de manera familiar.

Con la llegada del internet, el grado de complejidad fue alto, debido a que los niños o niñas pedían a su personaje preferido. la primeras piñatas que hicieron fueron: ositos, zanahorias, burritos y de la pantera rosa. recuerda con mucha nostalgia que la primera piñata que elaboro fue la de un burrito y cuando ya estaba por entregarla se dio cuenta que solo tenia dos patas.

También mencionó que existe mucha competencia, pero que dios les brinda la oportunidad a todos y que ella seguirá con este oficio porque es un legado de su familia y porque le gusta ver a los niños sonreír.

Colaboración:
Prof. Crescencio Martínez Candelario
Cronista Municipal

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