El cuatro de noviembre se recuerda el descubrimiento de la tumba de Tutankamón, un suceso que se convirtió en un importante hallazgo de la arqueología. Detrás de este evento gira la historia llena de terror, la cual se creé que es la culpable de la muerte de un gran número de investigadores que visitan el sarcófago.
Howard Carter fue el arqueólogo que descubrió la tumba del joven faraón, esto lo colocó como uno de los investigadores más famosos en todo el mundo. Su hallazgo ganó popularidad en muy poco tiempo en un gran número de países, pero fue opacado por un artículo de Sir Arthur Conan Doyle, autor de Sherlock Holmes, el cual decía que todas las muertes extrañas de los que entraron a la tumba, era una maldición de Tutankamón.
“Si esa maldición existiera, yo habría sido la primera víctima. Sin embargo, estoy aquí”, mencionada el arqueólogo Howard siempre que se le cuestionaba sobre si era verdad que detrás de su descubrimiento existe algo malo.
Para que Howard Carter lograra encontrar la tumba de Tutankamón, tuvieron que pasar dos años de trabajo en el Valle de los Reyes. El 4 de noviembre de 1922 se descubrió el primer indicio de la existencia de una tumba, pero el descubrimiento se debió a una casualidad ya que uno de los aguateros del equipo. tropezó con una piedra que resultó ser el comienzo de una escalinata descendente.
El arqueólogo y sus colaboradores excavaron siguiendo los escalones hasta que, ese mismo día se toparon con una puerta de barro que tenía sellos de escritura jeroglífica; se trataba de la entrada a una tumba.
Luego de haber encontrado el camino para la entrada, el arqueólogo ordenó que se rellenara lo que se escarbó para mandata a traer a quien patrocinó la exploración. George Edward Stanhope Molyneux Herbert, quinto conde de Carnarvon, era la persona detrás de la inversión de la investigación; el lord llegó desde Londres, acompañado por su hija Evelyn, el 23 de noviembre. Durante esos días de espera, Carter no se movió del campamento por temor a que la tumba sufriera un saqueo en su ausencia.
El 26 de noviembre, Carter, Carnavon, Evelyn y el ayudante del arqueólogo, Arthur Callender, miraron el interior a través de una pequeña abertura que hicieron para apreciar el interior del lugar. La tumba fue abierta al día siguiente, porque no podían hacerlo sin la presencia de un inspector del gobierno egipcio. Lo que vieron al explorarla los maravilló: había cofres, tronos, altares y divanes, hasta sumar cerca de cinco mil objetos. Fue así como se realizó el hallazgo de la arqueología del siglo XX, la noticia fue vendida con todo y fotografías del descubrimiento al Times de Londres.