Recientemente el mundo se sorprendió cuando la estrella de la gimnasia estadounidense Simone Biles abandonara la competencia en los juegos olímpicos Tokio 2020, según la gimnasta estaba sufriendo de bloqueos mentales al momento de sus ejecuciones y no quería ponerse en peligro, además de hacer la mención de que la salud mental es algo muy importante y en ese momento ella no se sentía en total equilibrio con lo mental y lo físico.
Cada día escuchamos hablar más acerca de la salud mental en el deporte, la música, el trabajo, la educación, etc y esto a la vez nos acerca un paso más a dejar de creer en los mitos que hay sobre la salud mental y la terapia psicológica.
Lo ocurrido nos lleva a reflexionar acerca de la importancia de ser conscientes de nuestro cuerpo, de nuestro estado mental y emocional, ya que Simone Biles al experimentar este bloqueo mental en una disciplina en la que al estar girando a 4 metros de altura buscando aterrizar, es completamente necesario estar bien y concentrada para evitar alguna lesión, pero esto es algo en lo que todos debemos de trabajar; en reconocer cuando nuestro cuerpo habla por nuestra mente, mostrando síntomas de que algo no anda del todo bien.
De los puntos más relevantes que toma Simone Biles es que ella no es solo una gimnasta sino también un persona, así cada uno de nosotros, no solo somos nuestro trabajo o a lo que nos dediquemos, somos seres humanos que sienten, que a veces no estamos bien y que debemos de aceptar que no hay nada de malo con vivir un día a la vez, esforzándonos y viviendo nuestro proceso poco a poco.
Simone Biles se convierte en el parteaguas para el reconocimiento de la importancia de la salud mental, en ocasiones nos sentimos arrevesados por las emociones y situaciones que se presentan en nuestra vida, pero debemos recordar que lo más importante es saber reconocer cuando necesitas centrarte en ti y en tu salud, más que en cualquier cosa que tu consideres “muy importante”, además de ser flexibles con uno mismo, ya que trabajar en el bienestar mental no es un proceso lineal, hay altas y bajas y debemos aprender a vivirlas sin culpa ni temor.
Por: Estefanía López Paulín
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