Encontrar la felicidad no siempre es tan complicado como solemos creer, si bien sabemos que vivimos en un mundo muy acelerado en donde reinan los disgustos, también somos conscientes que la alegría está en pequeñas cosas, casi imperceptibles o que no tomamos en cuenta, es por esto que hoy hablaremos de la felicidad pasiva, para así aprender a identificarla, y practicarla para lograr llegar a un estado de bienestar y así sentirnos mejor.
Cuando incorporas a tu vida hábitos felices como hacer ejercicio, cuidar tus relaciones sociales, o practicar la gratitud, se dice que trabajas en la creación de tu felicidad pasiva. La felicidad pasiva y activa es una de las tantas clasificaciones que existen para la felicidad, los expertos en psicología utilizan esta diferenciación para mostrarnos cómo la felicidad pasiva suele ser más efectiva cuando hablamos en términos de bienestar.
Esto se explica porque responde a una actitud, es decir, nuestra felicidad dependerá de nosotros mismos, por ello podremos entrenar la felicidad pasiva, para lograr alcanzar nuestro bienestar y una buena calidad de vida, pero ¿cómo podemos entrenar la felicidad pasiva?
Empecemos por cuidar de nuestra salud y escuchar a nuestro cuerpo y mente, ¿Cómo hacer esto? Respeta tus horas de descanso, practica ejercicio y tus hobbies favoritos, aliméntate sana y equilibradamente y evita el sedentarismo.
Practica la atención plena, con esto me refiero a que aprendamos a concentrarnos en el presente y en que lo que estamos haciendo es un hábito que nos aporta mucho bienestar. Según un estudio en la Universidad de Boston, la atención plena es capaz de activar la amígdala cerebral, considerada como el centro emocional del cerebro, con lo que nos permite una mejor gestión emocional. En la misma línea, es recomendable perdonar para lograr una felicidad pasiva, ya que investigaciones han demostrado que el perdón nos hace más humanos, mientras que la venganza y el odio nos destruyen y enferman.
Y por último, practica diariamente la gratitud, ya en columnas anteriores hablamos de los grandes beneficios de ser una persona agradecida, cambiar nuestro lenguaje interno basándonos en la gratitud y no en la necesidad, nos hace crear un discurso interno de satisfacción, lo cual nos trae la felicidad.
Estefanía López Paulín
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