El exoplaneta K2-141b forma parte de los descubrimientos más extremos fuera de nuestro Sistema Solar. Se trata de los planetas de lava: mundos ardientes y ultracalientes que giran tan cerca de su estrella anfitriona que algunas de sus regiones son océanos de lava fundida.
K2-141b, descubierto por la misión Kepler, es especialmente extraño, con un ciclo atmosférico y meteorológico que provoca la evaporación y la precipitación de rocas, vientos supersónicos que rugen a más de 5 mil kilómetros por hora y un océano de magma de 100 kilómetros de profundidad.
Y es que, K2-141b es un exoplaneta del tamaño de la Tierra, con una superficie, un océano y una atmósfera compuestos por el mismo ingrediente: rocas.
La caracterización del planeta, publicada hoy en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society y realizada por investigadores de la Universidad canadiense de McGill, la Universidad de York (Reino Unido) y el Instituto de Educación Científica (India).
“El estudio es el primero en hacer predicciones sobre las condiciones meteorológicas en el K2-141b. Las cuales pueden ser detectadas a cientos de años luz de distancia con telescopios de última generación como el Telescopio Espacial James Webb“, explica el autor principal Giang Nguyen, de la Universidad de York.
Al analizar el patrón de iluminación del exoplaneta, el equipo descubrió que cerca de dos tercios del K2-141b vive sometido a la luz del día perpetua, mientras que el lado nocturno permanece a una temperatura de -200 C.
Para demostrar que estas predicciones son correctas, los científicos analizarán ahora los datos del Telescopio Espacial Spitzer, que deberían dar un primer vistazo a las temperaturas diurnas y nocturnas del exoplaneta, hasta que el Telescopio Espacial James Webb, que se lanzará en 2021, verifique también que la atmósfera se comporta como predice este estudio.
Con información de EFE
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