A pesar de la globalización y el acceso a la información, la resistencia al uso de métodos anticonceptivos sigue siendo un desafío significativo, especialmente entre los jóvenes. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), más del 40% de los embarazos en jóvenes mexicanos de entre 15 y 24 años no son planificados, lo que plantea serios problemas para la salud reproductiva y el bienestar de esta población.
Factores como la falta de información, la escasez de métodos anticonceptivos de larga duración y barreras culturales o religiosas contribuyen a esta problemática. El 14.5% de los jóvenes considera que los anticonceptivos contradicen sus creencias religiosas o culturales, y un 27.6% no entiende cómo funcionan los métodos de prevención, mientras que un 24.5% tiene miedo a los efectos secundarios.
Además, el 17.3% de los jóvenes no tiene acceso a métodos anticonceptivos en su comunidad, lo que resalta la necesidad de que las instituciones de salud pública garanticen su disponibilidad y promuevan una mayor educación sobre el tema.
El acceso a la interrupción legal del embarazo, más allá de casos excepcionales como violaciones o malformaciones, también se considera un derecho fundamental en la salud pública, ya que muchas personas no se sienten preparadas para asumir la maternidad.
Frente a este panorama, es urgente promover una mayor sensibilización sobre la salud sexual y reproductiva y eliminar las barreras sociales y culturales que limitan el acceso a la información y los servicios anticonceptivos en México.
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