La inseguridad que se vive en San Luis Potosí continúa afectando los diferentes sectores de la sociedad, entre ellos los jóvenes potosinos y personas que acuden con tranquilidad al Instituto Potosino de la Juventud sin pensar que pueden sufrir algún asalto o robo de sus pertenencias.
La dependencia que está a cargo de Luis Fernando Alonso Molina tiene una vigilancia poco eficaz tanto en la caseta de entrada como en el interior de la Unidad, misma de la cual ya se han quejado los potosinos durante varios años sin encontrar respuesta alguna de la autoridad.
Si bien hay un espacio afuera del lugar para estacionar los vehículos, los ciudadanos de San Luis Potosí temen cuando visitan el recinto y, según han manifestado en diferentes círculos sociales, son constantemente despojados de sus pertenencias.
Con vigilantes y uno que otro elemento de seguridad se efectúan “rondines”, donde la vista a la distancia es la mejor herramienta de los policías. Por lo anterior, los ladrones conocen sin problema la operación del lugar y aprovechan que las personas practican algún deporte para tomar su mochila, accesorios o abrir sus vehículos sin ningún problema.
Por si fuera poco, el descaro y cinismo de los amantes de lo ajeno es cada vez más evidente, ya que caminando tranquilamente y diciendo “adiós oficial salen del lugar por el acceso principal.
Este contexto ha ocasionado que muchas personas lleguen a pensar que los policías están coludidos con los ladrones, mientras que otro porcentaje ha decidido cambiar de espacio para realizar su activación física.
