Durante la primavera, las calles de Lisboa se cubren de vibrantes tonos de azul y malva gracias a los jacarandas en flor, creando una de las postales más típicas y encantadoras de la capital portuguesa. Este árbol exótico, introducido a principios del siglo XIX, ha dejado una marca indeleble en la imagen de la ciudad.
La historia de los jacarandas en Lisboa se remonta a la época en que la familia real portuguesa se exilió en su colonia sudamericana para escapar de las invasiones napoleónicas. Durante la ausencia del rey, el color azul de los jacarandas, asociado con la monarquía, se utilizó como un símbolo para mostrar el poder real, según señala la oficina de turismo de Lisboa en su sitio web.
Félix Avelar Botero, conocido como el padre de la botánica en Portugal, jugó un papel crucial en la difusión de los jacarandas. Según Soares, Botero comenzó a ofrecer semillas de estos árboles por toda la ciudad, lo que ha contribuido a su expansión continua. Hoy en día, el número de jacarandas sigue aumentando en Lisboa, con el municipio plantando nuevos ejemplares en áreas protegidas de los vientos para asegurar su desarrollo adecuado.
Los jacarandas se encuentran en algunos de los barrios más turísticos de la ciudad, incluyendo la plaza del Rossio, el centro neurálgico del viejo Lisboa con sus característicos adoquines blancos y negros, y en las calles que desembocan en la rotonda del Marqués de Pombal, la gran plaza central de la capital.