
Jubilados y pensionados del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) que deben acudir a la clínica ubicada en Carlos Diez Gutiérrez de la capital potosina, sufren las de Caín, pues el director del nosocomio dio indicaciones para que se les niegue el acceso hasta que abran la farmacia, pues “hacen mucha bola y estorban”.
Los jubilados y pensionados, en su mayoría personas de la tercera edad, que deben acudir a la clínica para surtir su dotación de medicinas, deben aguantar las inclemencias del tiempo que por las mañanas desciende hasta los 8 grados centígrados, esto porque el director dio instrucciones de que no pasen al deficiente edificio porque “estorban mucho”.
Los abuelas y abuelas deben sentarse en la banqueta o alguno que otro lleva una silla para descansar, pero deben aguantar el frío y las ganas de ir al baño, porque no los dejan ni pasar para hacer sus necesidades.
La inhumana medida causó indignación entre familiares de los derechohabientes, ya que cuando pudieron entrar a la clínica, se dieron cuenta que las bancas de la sala de espera estaban vacías, es decir, por egoísmo se les negó la entrada.
En tiempos del delegado Alberto Rodríguez Jacob la calidad de la atención al derechohabiente era muy mala, pero ahora está peor, nadie da la cara, no hay medicinas, los médicos, enfermeras y personal administrativo se echaron a la hamaca con el pretexto de las reformas del presidente Andrés Manuel López Obrador ya no hay atención ni de mediana calidad.
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