
Desde el 7 de mayo, cardenales de todo el mundo se reúnen en la Capilla Sixtina, bajo los frescos de Miguel Ángel, para elegir al nuevo líder de la Iglesia católica tras la muerte del papa Francisco el 21 de abril. Solo 135 cardenales menores de 80 años, de los 224 presentes en Roma, tienen derecho a voto.
El cónclave, que puede durar varios días, se celebra bajo estrictas medidas de secreto: los cardenales viven aislados en la residencia de Santa Marta, sin acceso a teléfonos, internet o medios de comunicación. Durante el proceso se realizan hasta cuatro votaciones diarias, y el humo blanco en la chimenea de la Capilla Sixtina anuncia la elección de un nuevo pontífice.
La mayoría de los cardenales electores fueron nombrados por Francisco, con Europa como el continente más representado. Una vez elegido, el nuevo papa acepta el cargo, elige su nombre y es presentado al mundo con el anuncio «Habemus papam» desde el balcón de la basílica de San Pedro.
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