En un reciente estudio publicado en Glifos, la revista del Centro INAH Campeche, el ingeniero químico industrial Ildefonso Esteban Pech y la ingeniera bioquímica Yolanda Espinosa Morales, destacan las principales amenazas al patrimonio arqueológico subacuático. Ambos expertos pertenecen a un equipo multidisciplinario de la dirección de arqueología subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Centro de Investigación en Corrosión de la Universidad Autónoma de Campeche.
El estudio señala que las condiciones ambientales, como la presión, temperatura, tipo y concentración de sales, especies biológicas y fuerza del flujo del agua, son factores críticos que afectan el estado de conservación de los vestigios sumergidos en aguas profundas. La interacción de estos elementos ambientales con las piezas produce modificaciones químicas o físicas, conduciendo al deterioro de las mismas.
Para abordar este desafío, los especialistas proponen el uso de nanotecnología, definida como el área de investigación, desarrollo e innovación centrada en la materia a la más diminuta escala. La nanotecnología ofrece soluciones como recubrimientos nanométricos para proteger piezas metálicas de la corrosión, nanopartículas de plata, cobre y óxido de zinc para prevenir la colonización microbiana, y nanopartículas de hidróxido de magnesio e hidrógeno de calcio para neutralizar la acidez en objetos de madera, entre otras innovaciones.
Estas tecnologías emergentes buscan no solo detener el deterioro de los materiales, sino también revertir su estado y preservar el patrimonio arqueológico subacuático para las futuras generaciones. El trabajo conjunto de arqueólogos, historiadores, biólogos, químicos y restauradores refleja un enfoque integral y colaborativo en la conservación de este valioso legado cultural.
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