Según la Sociedad Española de Neurología (SEN) el ictus sigue siendo la segunda causa de muerte en los hombres y la primera en mujeres.
Si bien es cierto que muchas personas siguen que pensando que es una enfermedad propia de edades avanzadas, pero la realidad es muy diferente.
El ictus puede afectar a cualquier persona entre los 20 y 64 años. No obstante, el caso de personas jóvenes que lo ha sufrido ha ido en aumento en las últimas décadas.
Todos tenemos cerca a un familiar, amigo o vecino que con poco más de 20 o 30 años ha sufrido este accidente cerebrovascular sin que nadie pueda muy bien entender la razón.
Tal y como nos explican los médicos, a pesar de que existen factores que lo pueden desencadenar, como puede ser el tabaco, el estrés, la obesidad o la hipertensión arterial, también existe un componente genético que los neurólogos intentan descifrar.
Cabe decir, eso sí, que la mortalidad asociada a los accidentes cerebrovasculares se está reduciendo debido a una mejor atención en la fase crítica. Existen, además, nuevas técnicas con las que, si la atención al paciente es inmediata, el impacto del ictus es mucho menor. Cada año sufren un ictus 83 000 personas de poco más de 20 años.
Las causas asociadas a esta compleja realidad podrían ser la siguientes:
- Malformaciones congénitas que van cursando con daños en las arterias cerebrales hasta que, finalmente, aparece el infarto cerebral. El ictus.
- A los factores genéticos se le añade, en algunos casos, malos hábitos de vida, como el tabaco, sufrir obesidad, tener colesterol o incluso el consumir determinados tipos de drogas.
- Otro factor que los neurólogos están teniendo en cuenta es el estrés. A día de hoy son muchos los jóvenes que hacen frente a complejas situaciones de estrés o ansiedad, debido al desempleo, problemas emocionales, afectivos…
- Ahora bien, cuando una persona joven sufre un ictus resulta muy complicado saber por qué ha sucedido. En muchos casos son personas que llevan una vida sana y tranquila, y de ahí que el impacto sea aún más elevado para la familia y los médicos.
No podemos olvidar que el ictus se relaciona íntimamente con nuestra salud cardiaca, factores como la asterosclerosis o el colesterol van a afectar a la calidad de la circulación sanguínea de nuestro cuerpo.
Síntomas de alarma para detectar un posible ictus
- Dolor de cabeza muy intenso, diferente a cualquier otro tipo de cefalea.
- Pérdida repentina y brusca de fuerza en la cara, brazo o pierna de un lado del cuerpo.
- Sensación de hormigueo en la cara, brazo o pierna de un lado del cuerpo.
- Pérdida súbita de visión, parcial o total, en uno o ambos ojos.
- Alteración repentina del habla, dificultad para expresarse.
- Sensación de vértigo intenso, inestabilidad o desequilibrio.