Cuenta la leyenda que en un callejón popular en San Luis Potosí, hace muchos años se exhibían como advertencia las manos mutiladas de todas las personas que cometían un robó. Son muchas la leyendas que giran entorno de este peculiar sitio al que se le conoce en la actualidad como el callejón de las manitas. Entre todos los relatos que tienen relación con el lugar es más conocida la historia de un sacerdote.
Se dice que en 1780 un sacerdote llegó a vivir al pueblo cerca de lo que hoy es el callejón de la manitas. Aquel padre era querido por todo el pueblo, en cuanto llegó al lugar consiguió un trabajo de maestro y por ellos se ganó el cariño de todos. Cierto día una noticia terrible sacudió a toda la población, pues encontró al sacerdote muerto. Al llegar al lugar de los hechos se percataron de qué fue un asesinato de una manera cruel.
Las investigaciones comenzaron y se pudo descubrir que esos asesinos fueron los mozos, estos confesaron que decidieron asesinarlo por los malos tratos que habían recibido por parte de este. Como castigo se decidió que de castigo les cortarían las manos y para evitar que se repitiera en estas situaciones se exhibieron las manos de los asesinos en lo que hoy es el callejón de las manitas.
Esta acción de cortarle las manos y colgarlas para que fueran observadas se siguió repitiendo, se cuenta qué en el callejón de las manitas se llegaron a exhibir distintas extremidades. Con el tiempo esto se dejó de hacer por considerarse muy cruel e inapropiado, pero se cuenta que si pasas por el callejón aún podrá sentir como una mano te toca la espalda.