Hayao Miyazaki, el renombrado director y guionista japonés, ha salido nuevamente de su retiro para presentar su decimosegundo largometraje, «El niño y la garza». Esta película, también conocida como «Kimi-tachi wa Dō Ikiru ka» en japonés, lleva a los espectadores a una fantasía semiautobiográfica que refleja las reflexiones y mensajes que Miyazaki desea compartir con su nieto y la audiencia en general.
La producción de «El niño y la garza» inició en 2016, pero diversos factores, incluida la meticulosidad de Miyazaki en los detalles y los desafíos derivados de la pandemia de COVID-19, prolongaron su desarrollo. La película también se vio afectada por la pérdida de Isao Takahata, el cofundador del estudio Ghibli y mentor de Miyazaki. Después de superar estos obstáculos, la película se estrenó en Japón siete años después de su inicio.
La obra se inspira en la novela homónima de Genzaburō Yoshino, escrita en 1937, que fue una de las lecturas favoritas de la infancia de Miyazaki. La película ambientada en la Guerra del Pacífico sigue la historia de Mahito Maki, un niño que, tras perder a su madre en un incendio, se muda con su padre a un nuevo pueblo donde se encuentra la fábrica de piezas para aviones de guerra de su padre. Aquí, comienza una nueva vida con su madrastra Natsuko y su abuela Kiriko. La trama se desarrolla cuando Mahito, guiado por una misteriosa garza, explora una torre prohibida construida por su tío-abuelo, desencadenando eventos fantásticos y la búsqueda de Natsuko tras su misteriosa desaparición.
La película se presenta como una reflexión sobre la vida, explorando temas como la ética, las relaciones y la sociedad. Miyazaki utiliza la historia de Mahito para invitar a los espectadores a cuestionar cómo viven. La cinta se encuentra actualmente en cartelera, sin duda una película ideal para reflexionar sobre nuestra vida en estos momentos de incertidumbre en un mundo volátil.
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