La «enfermedad del ciervo zombi», también conocida como caquexia crónica (CWD por sus siglas en inglés), ha generado una creciente preocupación sanitaria a nivel mundial. Se trata de una enfermedad mortal que afecta a los cérvidos, dejándolos en un estado de letargo, desorientación y demacración que ha llevado a utilizar el inquietante término «zombi» para describirlos.
La CWD se propaga a través de un grupo de agentes patógenos anormales y transmisibles llamados priones, que alteran el cerebro y el sistema nervioso de los animales afectados. Aunque se desconocen tratamientos efectivos o vacunas, su rápida propagación ha encendido las alarmas en los círculos científicos y gubernamentales.
Desde finales de 2023, se han detectado más de 800 casos de CWD en ciervos y alces en el estado de Wyoming, Estados Unidos, incluyendo el Parque Nacional Yellowstone. La enfermedad ha continuado extendiéndose silenciosamente por América del Norte, llegando a 31 estados de EE.UU., dos provincias de Canadá e incluso a Corea del Sur.
La reciente detección de casos en Yellowstone ha suscitado una atención renovada sobre los impactos ecológicos de la CWD. El Dr. Thomas Roffe, experto en sanidad animal, advirtió durante años sobre la posible llegada de la enfermedad al parque, subrayando la necesidad de tomar medidas preventivas. Ahora, las consecuencias de no haber actuado a tiempo podrían afectar a los millones de visitantes que acuden al parque anualmente.
Yellowstone, con su vasto ecosistema y poblaciones de ciervos y alces que sustentan a numerosas especies carnívoras, se ha convertido en un laboratorio natural para estudiar los efectos de la CWD en un entorno silvestre.
Una de las principales preocupaciones de los expertos es la posibilidad de que la enfermedad pueda transmitirse a los seres humanos. Aunque actualmente no hay pruebas de contagio humano, se recomienda evitar el consumo de tejidos de animales infectados.
Cory Anderson, del Centro de Investigación y Política de Enfermedades Infecciosas de EE.UU., advierte sobre el riesgo potencial de que la CWD se transmita al ganado y, eventualmente, a las personas, destacando el caos que puede desencadenar un evento de contagio similar a la crisis de la enfermedad de las vacas locas en Gran Bretaña.
Ante esta amenaza emergente, los llamados a la acción se intensifican, instando a los gobiernos y a la comunidad científica a tomar medidas urgentes para contener y combatir la propagación de la enfermedad del ciervo zombi antes de que se convierta en una crisis de alcance global.
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